domingo, diciembre 30, 2007

Hollywood I



Anoche fuimos al cine solos, Pedro y yo, por primera vez desde que llegamos a EEUU. Como tenemos babysitter familiar estos días, aprovechamos para escaparnos unas horas y disfrutar de un rato sin niños. Vimos una película de ciencia ficción, con Will Smith de protagonista, que se llama "I Am Legend". Estuvo bastante bien, entretenida, con mucho suspense y, los que me conocen bien, se imaginarán que me estuve mordiendo los pellejitos de los dedos durante toda la película.

Pero eso no es lo que quería contar (que si me dejan cuento el final y porque no es noticia interesante el hecho de que la última película que vimos en el cine fue "Top Gun"). La novedad es la nueva moda de los americanos de llevar a sus bebés al cine. Había tres bebés (de entre 12 y 24 meses) en la sesión de ayer a las 7.50 ¡y uno de ellos hasta llorando en medio de la película! Se marcharon, claro, después de un espectador de las filas de delante lo mandara a callar y otro le gritara, "¡Saquen al niño fuera!" pero eso no avergonzó a las otras dos parejas, que permitieron que sus niños se rieran e hicieran gorjeos durante las dos horas que duró la película.

No entiendo cómo permiten esto los dueños o encargados de las salas de cine. ¿No entienden que hay gente que quiere disfrutar de su película sin ruidos molestos (no voy a entrar en detalles de comida en la sala porque me avergüenza admitir que yo no puedo ir al cine sin palomitas/roscas/cotufas)? ¿No entienden que, además, esa película tenía escenas y música que podían asustar al niño (y, de hecho, lo hicieron)? ¿No entienden, por último, que hay padres (como nosotros) que han venido huyendo de llantos, gritos y gorjeos?

martes, diciembre 25, 2007

Cositas varias


Hoy es Navidad y, aparte del 1 de enero y el jueves de Thanksgiving (algo que ya había mencionado antes), es el único día en que está todo cerrado (¡incluídos los McDonald's!) y no se ve un alma en la calle. Bueno, por la tarde hemos empezado a ver gente salir de sus casas pero, supongo, estarían medio dormidos y despistados, como nosotros, buscando algo de diversión en un día tan aburrido. Aburrido para los mayores, claro está, porque para los peques americanos es el día más importante del año. Y, si no, que se lo pregunten a los míos, que no son americanos pero allá donde fueres...

Buscando regalos para Pedro el Grande (cosa que me resulta más difícil cada año que pasa), he visto cosas muy curiosas como, por ejemplo, una máquina que te busca el aparcamiento ideal para tu coche. Me ha entrado risa porque yo, en Santa Cruz, me conformo con encontrar aparcamiento y punto. O un bolígrafo que escribe al revés, (por si alguna vez vas al espacio y necesitas anotar algo). Y un aparatito que te avisa si tus chuletas se están quemando (¡como si no las pudieras oler!). Ah, y uno muy útil para los amantes del supermercado: ¡una máquina a la que le dictas la lista de la compra y te la imprime! En fin, no sé por qué me cuesta tanto elegir, la verdad, con tanta buena idea.

Resulta extraño ver a la familia aquí, en un lugar que no es el conocido común. Pedro, Petri y Ana (los padres y hermana de Pedro) han venido a visitarnos y arroparnos durante las fiestas. Aunque debemos tener cuidado, si nos despitamos se llevan a los niños de vuelta a Tenerife... ¡Cómo están disfrutando de ellos! Y, por supuesto, nosotros de su compañía (¡y del turrón y embutidos que han traído!)

Y, a pesar de ser la peor Navidad de toda mi vida, estoy comiendo turrón y viendo a mis hijos abrir regalos y reir. Sonrío hacia adentro cuando digo cosas como, "Que Papá Noel te están vigilando, ¿eh?" o "Te van a traer carbón los Reyes." Busco como loca el regalo perfecto para todos en casa y me entretengo con accesorios inútiles. Y como más turrón...

jueves, diciembre 20, 2007

Hijos


Decía mi médico en España que Diego tenía un problemita con su sistema urinario porque había tenido muchas infecciones de orina en poco tiempo. Sospechábamos que tuviera reflujo vesico-ureteral, que es una malformación en la unión de los ureteres con la vejiga http://www.pediatraldia.cl/reflujo_vesico_ureteral.htm (por lo visto, algo común en niños menores de cinco años) y, la verdad, nos quedamos preocupados cuando la pediatra aquí nos comentó que sí, que era posible que tuviera algo e insistió en que le hiciéramos una ecografía (aquí las llaman "ultrasound"). En esa prueba se vio que tenía el riñón algo inflamado y entonces nos comentó que había que hacerle un contraste para descartar el reflujo.


Hoy hemos hecho la prueba del contraste, que consiste en introducir un cateter por el pene del niño e injectar un líquido que permite ver por rayos X el viaje de la orina y, sobre todo, si la orina se devuelve al riñón. Y lo hemos pasado mal porque Diego ha sufrido mucho. Es que no debe de ser agradable que uno le estén manoseando para luego meterle un tubito por la cuquita... Y mientras, que una máquina de rayos X esté moviéndose encima de ti y parezca que se te va a caer encima. Así que, todo el rato, ha estado llorando amargamente y gritando, "¡Cucaaa!", "Mamááá..."y "Ay, ay, ayyyy..." Y yo, mientras tanto, aguantándome las lágrimas.


Me ha dicho el médico que la hizo la prueba que, al parecer y a simple vista, no tiene nada. Hemos suspirado de alivio pero nos hemos marchado preguntándonos dos cosas: ¿Por qué tiene el riñón inflamado (nos llamará la pediatra en cuanto tenga los resultados oficiales del contraste)? y ¿Por qué sufrimos más con las dolencias de nuestros hijos que con las propias?


Ayer hablaba con una amiga mejicana cuya suegra (que se casó con quince años y que vivía en un rancho perdido en la sierra mejicana) tuvo veintidós hijos. De los veintidós, y entre lo cuales había tres parejas de gemelos, sólo sobrevivieron once. Los parió a todos y los que se murieron fue a los meses o uno o dos años de vida. Hoy yo sólo pensaba en esa señora y en lo que debió de sufrir, viéndolos irse. Y yo quejándome de un simple cateter que duró diez minutos y del que ya, corriendo por la casa y jugando con su hermano, ni se acuerda...

domingo, diciembre 16, 2007

Iglesias de cinco estrellas



El domingo pasado nos invitaron a ver y oír cantar a los hijos de unos amigos americanos. Pertenecen al coro de su iglesia y fue allí, en la iglesia, donde cantaron villancicos.

Lo primero que me llamó la atención fue el letrero en la entrada de la iglesia. Decía "Misa clásica: 9.30 am / Misa contemporánea: 10.45. "¿A qué se referirán con misa contemporánea?", pensé y lo descubrí cuando, después de los villancicos, una orquesta o banda de música tocaba los himnos con más marcha que cualquier grupo de jazz moderno. Tenían hasta un saxofonista, que tocó un solo que dejó a media iglesia con ganas de aplaudir. Y en medio de ese unplugged de fe, la gente salía a leer y comentar extractos de la Biblia.

Pero eso no me impresionó tanto como el lugar en sí. La iglesia, en lugar de ser el sitio sobrio y de piedra y madera al que todos estamos acostumbrados a ver en España, era más una especie de auditorio/sala de conferencias/cine con moqueta, bancos de diseño y una cruz iluminada con focos halógenos. Había una pantalla gigante a cada extremo del auditorio y minitelevisores cada tres filas de asientos en el cual se podía leer la cita que en ese momento se estaba trabajando.

Cuando terminó la "misa", salimos al jardín de la iglesia y, cuál no sería mi sorpresa al descubrir un parque enorme para los feligreses más pequeños. No sólo eso sino que se nos acercó una señora que se presentó muy amablemente y nos comentó que cuando quisiéramos atender alguno de los servicios, había... ¡GUARDERÍAS! para los niños y hasta una biblioteca para trabajar y/o leer si sobra tiempo para hablar de Dios en lo que llaman "Bible study". Directamente al lado de las guarderías (y lo escribo en plural porque hay varias, dependiendo de la edad de tu hijo) había un edificio para actividades (parecido a un gimnasio) para cuando se organiza alguna charla, convivencia o comida. Y, por supuesto, no podía faltar su buena cocina, baños y aparcamiento para alrededor quinientos coches.

Desde luego, para los faltos de fe, este tipo de iglesias son los que te dan el empujoncito que te faltaba para animarte a apostar por Dios y su iglesia (sobre todo esta iglesia) y para los devotos son la mejor manera de disfrutar de Dios con las máximas comodidades posibles. Yo, por otro lado, pienso en cómo me gustaría que el párroco de Tenoya viera esta iglesia.

martes, diciembre 11, 2007

Cartoons


Alguien me comentó hace poco que había leído un artículo acerca de la influencia de los dibujos animados en los niños. Aparte de las conocidas teorías acerca de la violencia y agresividad de algunos personajes y acciones y su repercusión en el comportamiento del pequeño, se estudiaba el efecto que tenía el hecho de pausar los dibujos cada diez minutos (o menos) para poner anuncios de publicidad. Decía el artículo que el parar de ver dibujos y cambiar la actividad mental del niño para poner anuncios suponía crearles, inconscientemente, el hábito de pensar y actuar en bloques mentales de diez minutos. Es decir, que el niño atendería diez minutos pero luego empezaría a requerir cambio de actividad y sería incapaz de concentrarse en una misma tarea o juego más de diez minutos.


Es difícil de explicar si no has leído el artículo y, por supuesto, supongo que toda esta teoría estará basada en algún estudio previo pero, si lo pensamos bien, tiene sentido que pueda suceder algo así. En casa nosotros hemos comprobado (con nuestro estudio particular) que a Pedro cada vez más le cuesta centrarse en jugar a algo o jugar solo. También hemos comprobado que los dibujos animados que a nosotros nos parecen agresivos, como los Transformers o Mazinger Z - (sí, Pedro se los ha bajado y es un viaje increíble al pasado) lo excitan mucho y, cuando acaban, quiere luchar, pegar patadas, gritar y hacer un "¡Puños fuera!".


Me pregunto, entonces, si deberíamos de prohibir la tele por completo, ya que parece que ni siquiera con nosotros vigilando lo que ven le hacemos bien al niño. Yo creo que voy a optar por hacer como hacía mi amiga Ute: "estropear" (desenchufar) el televisor durante unos meses, volverlo a "arreglar" (enchufar) un mes y volverse a "estropear" otros cuatro meses más. Y que cojan un libro.


Pensándolo mejor, que vean una peli de Disney, que dura hora y media...


jueves, diciembre 06, 2007

Made in "Espein"


Hay algunas pequeñas cosas que te alegran el día: una llamada inesperada de alguien especial, por ejemplo, una taza de café calentito por la mañana (en plan anuncio de Nescafé) o la sonrisa de alguno de los niños. O simplemente... ¡una botella de aceite de oliva!


¡El otro día, en el supermercado, encontré una de Ferrán Adriá! Made & packaged in Spain. Tiene su foto en la parte delantera de la botella (que es de plástico, más práctico y barato a la hora de vender y exportar el producto, supongo) y pone "El Bulli Restaurante". La verdad es que el sabor es bueno y huele a aceite de verdad, por fin.

Me alegra encontrar productos españoles por aquí, cosas como chorizo, Cola Cao o este aceite. Y corren rumores de que hay galletas María en algún sitio escondido y pequeño (similar al sótano de Los Gremlins) y que venden colonia Nenuco en Internet. Significa que algo estamos importando y que aquí gusta lo español. En San Francisco hay un restaurante de tapas y la sangría se bebe por litros (o por galones, debería decir).

Recuerdo una vez que nos emocionamos porque encontramos Brownies americanos en Carrefour. Quién nos iba a decir que se nos íban a saltar las lágrimas con una botella de aceite de oliva en el Safeway.

domingo, diciembre 02, 2007

Frío






Hace varios días que una especie de fresco gélido se mete en el baño al salir de la ducha o te da una bofetada cuando sales del coche. Y ha ido calando los huesos cada día más, atacando sin piedad . Pero anoche ya rozó el límite de lo insoportable cuando la temperatura bajó a 6* (lo pongo así porque el asterisco este de grados me recuerda a un copo de nieve, que es lo que parece que hay fuera en la calle) y no había manera de sentirme los dedos de los pies debajo del edredón, ni siquiera con calcetines. Ya, muchos pensarán que 6* no son nada, qué exagerada, vete a Madrid, Londres en enero, bla, bla, bla... pero para una friolera como yo, esto es el infierno. Y no exagero si digo que me han salido sabañones en los dedos y los tengo tan agrietados que cortar tomate es un suplicio parecido a la tortura.


Y eso que tenemos calefacción en la casa, una especie de radiador de los años cuarenta que está metido en un mini armario en el pasillo. Pero el calor no llega a las habitaciones del fondo y no sé por qué extraña razón no hemos comprado una estufa todavía.


Habrá que ponerse los guantes y cambiar a sábanas de franela. Mientras tanto, ya casi no me siento los dedos y no puedo seguir tecleando. Esto es el fin... Espero que, por lo menos, encuentren mi diario...

martes, noviembre 27, 2007

Gracias, Ikea.


Es curioso cómo funciona la nostalgia. El desencadenante es algún recuerdo lejano, un olor o una melodía especial que no terminas de adivinar y, acto seguido, te da un vuelco el corazón. Y, entonces, sin saber por qué, buscas más por todas partes. Como un drogadicto o un gato en celo, vagas por la casa o la ciudad buscando algo que te traslade al momento que has recordado o el lugar donde quisieras estar.


Eso me pasó hoy y no recuerdo exactamente qué fue lo que me dio nostalgia de estar en España, en Canarias (en Tenerife o Las Palmas, me daba igual). Quizás fue una conversación que tuve hoy (vía webcam) con una vecina acerca del turrón o un email que escribí ayer en el que nombraba la radio española y cómo me gusta escucharla por Internet por las noches, cuando comienzan en España los programas de la mañana. El caso es que, de repente, sentí unas ganas inmensas de estar en casa. Con mi familia, amigos y mis lugares reconocibles.


¿Qué hacer? ¿Qué hacer para calmar la sed de casa? Pues me vino a la mente una cosa que hice una vez cuando estuvimos viviendo aquí la primera vez. Me fui a Ikea con los niños. Nada más entrar en el aparcamiento respiré alivada; creo que el color de las letras de su logotipo me calmaron enseguida. Y fue instantáneo, al subir las escaleras mecánicas ya me sentí como en casa. Reconocí su diseño, los colores, el olor a estanterías Billy... Todo Ikea y todos sus nombres suecos, las lámparas y los vasos tirados de precio me trasladaron enseguida a Tenerife.


Así que gracias, Ikea. Gracias por ser exactamente igual aquí como en Pekín como en Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas de Gran Canaria. Gracias, Ikea por tener perritos calientes que huelen igual en todas partes y por tener telas, sofás, cuadros y cojines que me recuerdan a mi casa y a casa de mi familia y amigos. Y gracias, sobre todo, por llevarme, por unas horas, a un lugar reconocible.

domingo, noviembre 25, 2007

Un mes justo

¡Hay que darse prisa, mucha prisa! Hay mucho que hacer: escribir las cartas a los Reyes, comprar regalos, comprar las cosas para las cenas y almuerzos de los días importantes, cocinarlas con tiempo, amor y dedicación, buscar algo de ropa de fiesta, montar el árbol, comprar más regalos, envolverlos... Y, si tienes niños o familia en casa, hay que darse más prisa, que no hay tiempo para todos. Que sí, que lo dicen aquí. Hay que empezar ya... ¡que sólo queda un mes!

jueves, noviembre 22, 2007

Acción de gracias




Hoy es el último jueves de noviembre y se celebra el día de Acción de Gracias o Thanksgiving http://www.rincondelvago.com/informacion/thanksgiving/thanksgiving_history.html. Para los americanos, este día es más importante incluso que la Nochebuena o Navidad. La ciudad (o el país entero, diría yo) está totalmente apagada. No se ve un alma en la calle y los comercios están todos cerrados (cosa que no se ve sino tres veces al año en el país del consumo). En este puente de cuatro días, muchos vuelven a sus casas para estar con los suyos o se reúnen para cenar pavo (casi siempre relleno) con salsa de arándanos, maíz, judías verdes, papas o puré de papas y pastel de manzana y/o de calabaza. Y, la final, mientras las mujeres recogen, los hombres se sientan a ver un partido de fútbol americano en la televisión. O recogen los hombres mientras las mujeres chismorrean en el porche. O salen a jugar entres las hojas del otoño o a hacer muñecos de nieve. O se pelean, quién sabe... El caso es que, si se preguntan si Acción de Gracias es como sale en las películas, la respuesta es sí, exactamente igual.


Otra actividad curiosa de este puente es la del Black Friday (viernes negro). Al día siguiente de la gran comilona, todos los comercios abren sus puertas a las cuatro o cinco de la mañana y celebran una gran rebaja de todos sus precios en casi todos sus productos. Casi como para recuperar la no venta del día anterior y incluso incitándote ya a comprar para Navidad. El periódico de hoy traía miles de catálogos de ofertas de todas las tiendas importantes, con miles de productos navideños. De hecho, este día se considera también el oficial para colgar ya las decoraciones de Navidad en las casas (a pesar de que algunos con demasiado espíritu navideño lo hicieron ya el día después de Halloween).


Así que, después de este resumen cultural no me queda sino que desearles a todos un Happy Thanksgiving... y una muy feliz Navidad. Y mañana, ¡a las rebajas!


domingo, noviembre 18, 2007

La muerte no es nada.
Simplemente pasé a la habitación de al lado.
Yo soy yo, ustedes son ustedes.
Lo que fui para ustedes lo seguiré siendo siempre.
Llámenme con el nombre con que siempre me llamaron.
Háblenme como lo hicieron siempre, no cambien el tono de voz.
No se pongan solemnes ni tristes.
Sigan riéndose de lo que juntos nos reíamos.
Recen, sonrían, recuérdenme…
Que mi nombre sea pronunciado en casa como lo fue siempre,
sin ningún énfasis, ni asombro de sombra.
La vida significa todo lo que siempre fue.
El hilo se cortó.
¿Por qué estar ausente de sus pensamientos?
¿Sólo porque no me ven?
No estoy lejos… estoy sólo al otro lado del camino.
Verán, todo está bien.

sábado, noviembre 03, 2007

viernes, noviembre 02, 2007

¡Viva Halloween!


Los niños disfrutaron tanto de su primera noche de Halloween que creo que será imposible olvidarla. Aunque hubo demasiadas golosinas y pasamos un frío de muerte (nunca mejor utilizado para esta noche fantasmagórica), lo vivimos como lo viven todos aquí, con disfraces, dulces y emoción.

Fue un día muy largo porque empezó temprano con llevar a Pedro al preschool, donde tenía un desfile de disfraces. Luego, a media mañana, lo recogí de su escuela y nos fuimos a la fiesta de Halloween en Yahoo! (Yaboo!, como ponía en los carteles…). Allí, unimos a los niños a otro desfile de disfraces y por participar nos dieron dos almuerzos gratuítos, así que comimos con Pedro allí. A media tarde, nos fuimos a un sitio de tiendas al aire libre que se llama Market Place y allí, si entrabas disfrazado en la tienda, te daban publicidad y unas golosinas. Y, al final, sobre las 6.30 nos fuimos a casa de Rosa, una maestra que conocimos aquí la primera vez que vinimos, e hicimos Trick or Treat (es la frase que tienen que decir los niños cuando les abren la puerta y quieren que les den caramelos; lo traducen, a veces, como "truco o trato") por las casas con los niños de las otras madres españolas. Los niños lo pasaron genial, eran unos seis en el grupo y llenaron sus cubitos en forma de calabaza de todo tipo de chucherías: chocolatinas, pastillas de goma, chupa chups, chicles…


Fue monísimo verlos con sus disfraces (Pedro de vaquero y Diego de bombero) y porque Pedro gritaba todo el rato en inglés (sí, como oyen), “Come on, everyone, let’s go here!”, corría nervioso de un porche a otro sin saber en qué casa tocar el timbre y miraba su cubito lleno de golosinas e intentando decidir cuál se comía. Diego, por otro lado, subía los escalones de los porches de las casas muy despacito, cuando todos ya bajaban, era el último en pedir y se iba comiendo sus caramelos sobre la marcha (y aunque no decía “Trick or Treat”, sí decía “keku”, que es "Thank you" a su manera).


Fue increíble, tanto así que cuando llegamos, los bañamos, cenaron y a la cama, nosotros nos tumbamos en el sofá y nos quedamos dormidos ¡a las diez de la noche! Disfrutamos tanto o más que los niños y si el año que viene lo pasamos igual que este... ¡viva Halloween!

martes, octubre 30, 2007

¡Terremoto!


Hace una hora, más o menos, sentimos nuestro primer terremoto desde que vivimos aquí. En realidad, ya sentimos uno la primera vez que vinimos hace cuatro años pero nada comparado con este, que nos ha dejado el corazón latiendo a mil y un susto en el cuerpo que no se nos va a quitar en mucho tiempo.

Yo estaba terminando la cena y los niños jugando en el salón. Pedro estaba en la habitación de estudio, con su ordenador. De repente sentimos cómo el suelo se puso a temblar, como si alguien estuviera moviendo la casa de lado a lado, y oímos cómo se caián varias cosas de encima de la nevera y se movían los muebles, las copas, los cuadros... Pedro salió de su habitación un poco aturdido y le cambió la cara cuando dije, "¡Terremoto!", porque pensaba que era el vecino de al lado haciendo ruido con su moto gigante. Rápidamente cogimos a los niños y salimos a la calle, aunque el primer insitinto fue abrazarlos a los dos y echarnos al suelo, como animales agazapados.

Diego nos vio la cara de susto y las voces que dábamos y se echó a llorar y Pedro se ha pasado una hora preguntando qué ha pasado, por qué se mueve la tierra y pidiéndome el teléfono para llamar a Tati y contárselo.

Dicen en internet que ha sido un seísmo grande y seguramente saldrá en las noticias de España mañana. Aquí estamos bien; ha sido una experiencia increíble pero no dejo de pensar en que podía haber sido mayor y que en otros países en los que ha habido terremotos de mayor magnitud no han tenido tanta suerte como nosotros aquí esta noche.

sábado, octubre 27, 2007

Ardillas y arañas

Me llevo cada susto con el animalejo este... Las ardillas se me cruzan en la carretera, las veo con el rabillo del ojo en los árboles y, muchas veces, en el jardín de casa, salen de la nada y cruzan la valla de lado a lado. Alguna vez, se paran y te miran desafiantes, como si te preguntaran qué haces en su jardín. Ya sé, ya sé, qué monas, están buscando su comidita para el invierno y son animales tiernos y peluditos, pero yo las veo como ratas con rabo enorme y eso es lo que pienso cuando merodean por mis cercanías. Y la cosa es que, bueno, uno podría intentar no hacerles caso pero es que salen de la nada y cuando menos te los esperas, así que no puedo evitar pegar un salto cada vez que me sorprenden.

Pero ahí no acaba la cosa. Hay arañas por todos lados y de todos los tamaños. Las peores no son las pequeñas, las de toda la vida, sino unas con las patas tan enormes que parece que caminan con zancos arácnidos. Las veo en la ducha, en el poyo de la cocina y en la esquina de la pared y el techo. Ya sé, ya sé, están para comerese los mosquitos, que en teoría hacen más daño que ellas, pero no sé qué prefiero, si un mosquito con un poquito de hambre o una tarántula asesina. Además, sé que una me picó la otra noche porque amanecí con dos ronchitas que no se parecían en nada a la de un mosquito porque no me tuve que rascar.

Este es el país de los bichos raros (y esta vez sólo me refiero a los insectos y roedores; otro día hablaremos de otros especímenes más humanos). En el fregadero me encontré el otro día una tijereta (o cortapico), hay abejas, abejorros y avispas para todos los gustos, y palomitas adictas a la luz. Cucarachas, ninguna, menos mal, porque eso era lo que me faltaba ya para completar mi colección de compañeros de casa.

miércoles, octubre 24, 2007

Ángeles jugando

Tengo la cámara estropeada y no pude inmortalizar el gran momento del lunes por la tarde (aunque igual el flash lo hubiese estropeado todo). Durante casi una hora, mis dos hijos, Pedro y Diego, jugaron juntos por primera vez. Al principio me asusté un poco porque no se les oía y me acerqué con sigilo al garaje, que era donde estaban jugando. Y allí los vi, jugando tranquilamente con un tren que su padre les había montado el día anterior. Por no romper la magia del momento, me di la vuelta sin que me vieran y me marché a seguir haciendo mis cosas, aunque el primer impulso fue ir corriendo a darles un abrazo.

Todas las parejas con dos hijos ya me habían hablado de que, para mi buena fortuna, esto ocurriría tarde o temprano, y más con hijos del mismo sexo. Pero, después de mil riñas al pobre Pedro porque molestaba a su hermano mientras que el pobre Diego se alejaba espantado y llorando, pensé que ese momento no iba a llegar nunca. ¡Pero llegó! Y fue fantástico verlos pasar juntos un ratito de diversión compartida sin peleas ni gritos. Pero lo mejor de todo fue el ratito de paz y tranquilidad que disfruté yo. Ojalá tenga más tardes así. Ah, y ellos también, claro...

domingo, octubre 21, 2007

Corazón de mudanza


El viernes fue el gran día, el día que llevábamos esperando desde hace casi dos meses, el día en el que nos entregaron nuestras cosas. El camión de la mudanaza vino a las nueve de la mañana e, igual que se llevaron las cosas en Tenerife, las dejaron otra vez en su sitio. En realidad, no lo dejaron exactamente todo en su stio puesto que yo, por ejemplo, vacié las diez o doce cajas de la cocina y las coloqué en su sitio, Pedro vació las cajas de libros y los puso en las estanterías y entre los dos guardamos la ropa en los armarios. Ellos entraron todas las cajas, montaron los muebles y vaciaron la mayoría de las cajas de trastos. Se ofrecieron a colgarnos los cuadros pero ya estábamos tan cansados que sólo nos apetecía sacar nuestro gofio de contrabando y sentarnos a disfrutarlo. En realidad, fue una gran taza de café para sacar fuerzas y seguir adelante.


Para los niños fue como cuando vienen los Reyes: vieron sus juguetes y quisieron jugar con todos a la vez. De muchos no se acordaban así que sacaron todos de las cajas e hicieron un desastre pero casi no se notó porque el resto de la casa estaba igual de desordenada. Gracias a que, el domingo por la tarde, vinieron nuestros amigos, Susana y Vihn, nos pusieron a todos firmes y en unas horas estaba esto como los chorros del oro.


Estamos en esta casa nueva y, aunque son nuestros muebles, vajilla, sábanas, etc. tiene que pasar un tiempo todavía para poder saber sin pensar dónde está el cortauñas o cómo funciona el grill del horno. Como no estamos acostumbrados, se nos olvida regar el jardín y tropezamos con la puerta del armario del baño, que no se mantiene abierta. De hecho, hay cosas que no sabíamos de la casa, como que tiene calefacción. La primera noche que pasamos en ella hizo tanto frío, que descubrir este pequeño detalle ha sido como una revelación divina.


Ahora sólo falta que venga la gente a visitarnos, a conocer nuestra acogedora casa y a dormir en nuestro comodísimo colchón hinchable del "family room", la habitación de juegos de los niños. Y, por favor, el primero que venga que traiga café, que de eso sí tenemos mono...

miércoles, octubre 17, 2007

Pumpkin Patch



Se acerca la fiesta anglosajona por excelencia, Halloween, http://http://www.rincondelvago.com/informacion/halloween/historia_de_halloween.html, y nuestros niños ya se están preparando, no tanto porque nosotros querramos integrarnos lo mejor posible a la nueva cultura sino porque es tal el bombardeo por todas partes (tiendas, televisión, carteles...) que hemos terminado por sucumbir y unirnos a los preparativos de esta noche tan terrorífica.

Aparte de vestir la casa con decoraciones tipo esqueletos, telas de araña, brujas, gatos negros e incluso unas luces de color naranja que se encienden por la noche y se ven desde la calle (ya mandaremos fotos de la casa decorada y de alguna menos modesta), ayer por la mañana nos fuimos con el cole de Pedro a elegir una calabaza para decorar y ponerla en la casa también. El objetivo, espantar a todos los seres maléficos que se quieran acercar a ella. Y si nos intentan atrapar por la calle, no podrán, porque estaremos disfrazados y yendo de puerta en puerta pidiendo caramelos.


Fuimos a un pumpkin patch, que siginifica huerto de calabazas, donde había millones de calabazas de diferentes tamaños, todas de color naranja chillón. Entre Pedro y yo elegimos una calabaza de tamaño moderado y que fuese manejable para cortar, vaciar y hacerle caras de asustar. Esto lo haremos dentro de unos días y, por supuesto, sacaremos fotos también. No creo, de todas maneras, que le pongamos una vela dentro (como hacen aquí todos) porque nuestra relación con el fuego no es muy amistosa y las casas aquí son todas de madera...

Los niños lo pasaron bien y, a medida que se acerca el gran día, Pedro me pregunta y me pide que le cuente una y otra vez y en detalle por qué salen los monstruos y las brujas, por qué nos disfrazamos, cuántos caramelos nos van a dar, qué truco hay que hacer si no nos dan caramelos... Y yo le digo que tenga paciencia, que sólo quedan quince días, que ya verá lo bien que lo vamos a pasar. Le cuento tantas cosas y estamos haciendo tantos preparativos, que me parece a mí que hasta yo estoy tan nerviosa como cuando se acerca la noche de Reyes.

domingo, octubre 14, 2007

Almejas y mejillones




Ayer celebramos el día de la Hispanidad con/en la Asociación de Españoles de Silicon Valley. Nos reunimos en un parque y, en varios grupos, hicimos unas paellas con unas bombonas de butano y unas paelleras que trajeron algunas chicas. Estuvimos charlando con gente que ya conocíamos e hicimos nuevas amistades de todas partes de España, a la vez que comíamos paella, tortilla de papas y gazpacho. Los niños, mientras, jugaron, corretearon, se pelearon mil veces... En definitiva, lo pasamos muy bien y fue un día de lo más agradable.

A nosotros nos tocó llevar los mejillones y las almejas de una de las paellas y, la verdad, al principio me costó encontrarlas. En los supermercados convencionales sólo venden almejas congeladas y los mejillones brillan por su ausencia. Así que me puse a conducir por ahí, buscando una pescadería, pero no encontré nada parecido. En uno de mis paseos, me topé con un mercado coreano y decidí entrar a ver si había suerte pero, aparte del fuerte olor a gimbap (una especie de sushsi con algas marinas, verduras y arroz), no encontré sino mejillones congelados, después de rebuscar en las neveras. Fue gracioso porque no me supe hacer entender en inglés puesto que la coreana que estaba despachando no tenía ni idea de lo que era un mejillón ni entendía papa de inglés.

Une señora mejicana que había allí me oyó decir mussel y luego mejillón (a ver si en coreano de decía igual...) y me comentó que unas calles más adelante había un mercado chino en el que vendían "todo eso". Así que me fui para allá con la esperanza de poder, por fin, comprar mis almejas y mejillones. Y cuál no sería mi sorpresa cuando entré y, aparte del fuerte olor a arroz cocido, encontré lo que buscaba. Había unas peceras enormes llena de todo tipo de pescado "vivo". Y digo vivo porque en inglés, la palabra para pescado fresco es live, literalmente vivo. Es más, vivas todavía había langostas gigantes y cangrejos del tamaño de un pan de campo. También había pescado de todos tipos y tamaños y con nombres que a mí me sonaban a chino (¿por qué sería?). ¡Y, por fin, mis mejillones y almejitas esperándome en una esquinita de la nevera del mostrador! Señalando y medio hablando en inglés y español, le pedí al señor de la pescadería que me pesara un puñadito de cada y me fui tan contenta a casa, no sin antes comprar un té chino adelagazante muy raro pero eficaz, (o por lo menos eso decía en las instrucciones, que estaban en chino y en inglés).

Me llamaron la atención estos dos mercados porque, obviando las cosas que oías o leías en inglés de vez en cuando, parecía que estaba comprando en algún país oriental. Me dieron ganas de quedarme un ratito más, de preguntarle a los vendedores para qué sirve esto o aquello, de probar su comida (la que preparan en sus casas, no la de los restaurantes) , de oler sus especias... Volveré, seguro, algún día con más tiempo y buscaré también algún otro mercado de otro país oriental para ver qué cosas distintas me ofrecen y me atrevo a probar u oler.

Por cierto, ¡la paella quedó riquísima con los mejillones y almejas chinas!

martes, octubre 09, 2007

De todo un poco



Hoy me tocaba ir al supermercado (suelo ir una o dos veces por semana, tanto aquí como en España) y en la caja, al pagar la compra, me sorprendió gratamente ver que había un chico con síndrome de Down metiendo mis artículos pagados en las bolsas del super. Miré en otras cajas y había diferentes personas con deficiencia intelectual también realizando este trabajo. Me pareció una idea fantástica y me pregunto por qué la habrán implantado los supermercados en España. O quizás sí y yo no lo he visto.

Luego, fui a llenar nuestra botella de agua. Resulta que, hartos de comprar botellas de agua que se acaban enseguida y son carísimas, hemos comprado una botella grifo que llenamos en una tienda de agua cuando se acaba. Una tienda de agua, para los que se pregunten, es eso: una tienda en la que sólo venden agua. Está llena de grifos gigantes y puedes llenar tu botella por 25 centavos el galón. Es decir que, antes, tres galones en una botella de plástico que no se recicla (a no ser que tú, como ciudadano cívico, la quieras llevar a algún contenedor de reciclado) nos costaba $3,50 (aproximadamente) y ahora llenar nuestra botella nos cuesta 75 centavos. Aparte de eso, tenemos dos botellas pequeñitas que también llenamos en la tienda de agua y metemos en la nevera. Todo es muy útil y barato. Lo de ir a la tienda de agua no es muy cómodo pero, bueno, una cosa compensa la otra.

Esta tarde van a cortarse el pelo los tres chicos de mi casa. A ver con qué nos sorprende el peluquero.

sábado, octubre 06, 2007

Ya van tres


Ya son tres las manchas. Esta es de Nesquick y de Diego otra vez. En fin, hoy voy sin falta a buscar algún producto, aunque Pedro dice que cuando nos vayamos limpian la moqueta con un producto industrial que la deja como de tintorería. Yo sólo con mirarla me pongo de los nervios. Cosas del marujeo...

jueves, octubre 04, 2007

Manchas y gofio



Mucha fregona funcional y de diseño pero ¿yo qué hago ahora con estas manchas? El otro día a Pedro se le derramó café sin querer en la moqueta y hoy Diego ha tirado su puré en un ataque de diversión maligna. Y tengo dos manchas en la moqueta que parece que hemos matado a alguien y no se ha podido limpiar la sangre. No tengo ni idea de cómo limpiar esto sin que el estropicio sea insalvable (por eso no he restregado como Dios manda, con amoníaco, ni he comprado ningún producto para moquetas) y, mientras miro las manchas de reojo, pienso que se hacen cada vez más grandes (como en las pelis de miedo en las que hay una infección babosa que se va deslizando por el suelo) y que el tomate del puré se está agarrando a la moqueta como quien se agarra a la vida.

Por otro lado, nuestro contenedor con la casa entera llega hoy al puerto de Long Beach pero, al parecer, ha habido problemas con el contenido y la oficina de contrabando le tiene que hacer una inspección una vez en tierra. Buscan alimentos. Y los hay. Dos cajas. Glub. Hay Cola Cao, vino, especias, algo de harina, azucar y gofio; todo el contenido de uno de los armarios de mi cocina. Quizás se imaginan que somos contrabandistas de gofio, quizás piensen que el gofio es una droga nueva, de diseño, que estamos introduciendo en el mercado americano. El caso es que esa inspección (de rutina, seguro) retrasará la entrega de nuestros muebles y enseres ni se sabe cuánto tiempo.

Espero que no vengan a inspeccionar el apartamento este porque si ven las manchas de la moqueta igual piensan que hemos matado a nuestro camellín distribuidor de gofio aquí en California por no haber podido venderlo a buen precio...

martes, octubre 02, 2007

Una boda americana



El domingo pasado fuimos a la boda de Cande y Andrés, dos amigos de La Orotava que trabajan y viven aquí. Cande llegó a California en 2001, en nuestro grupo de profesores visitantes, para estar más cerca de Andrés, que ya vivía aquí desde hace años, trabajando para una empresa de software que se llama Theos. Total, que después de muchos años juntos, decidieron casarse a lo americano, con su marquesina en el jardín y sus damas de honor.

Fue una boda preciosa porque fue diferente a las que estamos acostumbrados. Nos sentamos todos en unas sillitas blancas y esperamos a que entraran las damas de honor, el niñito que llevaba los anillos y, finalmente, a que la novia guapa apareciera desde algún lugar del jardín. Al contrario que en las bodas españolas en las que el novio entra con la madrina por el pasillo de la iglesia, aquí el novio espera con sus "best men" (mejores hombres/amigos) en el altar o, en su defecto, marquesina o "gazebo".

Después de la ceremonia, tuvimos un pequeño cóctel y luego pasamos a la celebración, que fue curiosa porque era un buffet en el que había pan y ensalada, salmón a las finas hierbas y/o solomillo envuelto en beicon y papas gratinadas con queso. Todo delicioso, vaya, pero distinto y más entretenido, creo yo, que esperar a que te sirva un camarero. De este modo, te levantas, paseas y miras qué hay, charlas con el de delante y el de detrás de ti en la fila e intentas romper el hielo con los desconocidos con los que te toca compartir mesa. Y al final la tarta, una delicia de chocolate con sabor a brownie, que repartieron y se acábó enseguida salvo el primer piso, que se congela un año para que los novios se la coman en el primer aniversario.

En realidad, no hay mucho más que explicar porque pueden ver o han visto ya algo similar en las películas de Hollwywood. Sólo que en las películas de Hollywood, la novia no está tan guapa como en esta, ni el novio parece tan feliz como en esta, ni el que lleva los anillos es Pedrito, mi hijo. Ah, y espero que Pedro esté contento hoy, he escrito acerca de lo que hemos hecho, comido y bebido.

sábado, septiembre 29, 2007



Tengo una pelea continua con Pedro porque él quiere que escriba acerca de dónde vamos, qué hacemos o qué comemos y bebemos. Pero a mí me gusta escribir de las cosas que me llaman la atención, como este cartel que vi el otro día y que estaba en los laterales de un camión anunciando algo. Me chocó tanto (ahora contaré por qué) que tenía que hablar de él. Si no, no me quedo tranquila.

El cartel anuncia clases de entrenamiento físico y defensa personal. Pero defensa personal ¡en caso de que algún bestia en el cole (bully) te tenga frito! Ahora no recuerdo si en español existe esa palabra, bully, pero sí sé que existe la figura del compañero abusador que no para de molestar al chico más debil de la clase, porque, desde hace varios años, está adquiriendo más importancia en los telediarios españoles (a pesar de que el matón del cole o del barrio ha existido siempre).

Me chocó tanto este cartel porque no creo que esta sea la manera de atajar el problema, ofreciendo clases de defensa personal para defenderte del más fuerte; utilizar la violencia para resolver un problema de violencia. Aunque, si uno lo piensa bien, la filosofía del país es esa, atacar para defenderse. Por otro lado, ¿qué puede hacer uno si no? ¿Cómo te defiendes de quien te hace daño o te mete miedo? Total, que el dichoso cartel me tuvo pensando unas buenas horas sin poder llegar a una conclusión definitiva.

Y me tuvo otro buen rato pensar en cómo protege este país a sus menores. En la tele he visto varios anuncios previniendo a los niños sobre los peligros de quedar con alguien que has conocido por Internet, diciéndoles a los padres que bloqueen la televisión para que no vean los programas que no son para su edad y animándolos a salir a jugar y no estar todo el día viendo la tele. (Ninguno todavía, por cierto, de los peligros de la obesidad infantil). Y no acaba ahí, en la escuela se machacan bastante estos contenidos, aparte de insistir en valores como la tolerancia, el respeto mutuo, el civismo, el agradecimiento, el perdón...

Entonces, ¿cómo es posible que, siendo un país tan cívico, se enseñe a pegar al que te hace daño, a ser el más fuerte y superar todos los obstáculos? ¿No es contradictorio predicar tolerancia y respeto hacia los demás y luego fomentar la violencia y la fuerza personal? ¿Nos es este un país lleno de contradicciones?

Quizás Pedro tenga razón y me tenga que ceñir a contarles todo lo que hacemos, vemos y comemos. Pero, Pedro, es que no puedo...

martes, septiembre 25, 2007

Melting Pot


Hace un par de días conocí a un chico iraní que estaba a punto de casarse (o prometido, como dicen aquí) con una chica china. En el mes que llevamos aquí hemos conocido a otras parejas del mismo estilo: madrileña casada con un vietnamita (esta pareja son viejos y buenos amigos), un argentino y una mejicana y una chica china con su marido hindú. Todas las parejas se comunican en inglés (incluso el argentino y la mejicana, aunque parezca extraño) entre ellos y es muy divertido ver cómo en casa de alguno el sábado se preparan kebabs en la barbacoa y el domingo se hacen enchiladas. O que discutan entre ellos inglés pero luego los oigas murmurando en su idioma cuando se dan la vuelta. Y ver los libros en la estantería en varios idiomas u oirles hacer el esfuerzo de hablar el idioma de su pareja.


Y, aunque el término "melting pot" se usó a principio de siglo para describir a la cantidad ingente de inmigrantes de distintas nacionalidades que entró en este país y luego creó la nueva nacionalidad americana, hoy en día sigue pasando exactamente lo mismo. Aquí hay inmigrantes de todas partes del mundo y cada historia es un mundo, no siempre con final feliz. Pero aquí comienzan su nueva vida, conocen a sus parejas y no importa lo diferentes que sean sus culturas ni cómo hayan llegado porque tienen en común el país en el que estudian, trabajan y viven. Y, más importante aún, tienen una vida por delante en común.


Ojalá fuera el mundo más "melting pot" de lo que es ahora y se vieran más parejas multiculturales. Me gusta verlos de manos por la calle, hablar con sus hijos en una mezcla de dos o tres idiomas. Me gusta que me cuenten cómo se las apañan para entenderse entre ellos o con sus suegros. Y, sobre todo, me gustaría saber, por ejemplo, cómo hace un vietnamita una paella.

jueves, septiembre 20, 2007

Casa con jardín y garaje

Mucha gente me ha preguntado varias veces si las casas americanas son como salen en la películas y la respuesta es siempre, sí. Exactamente igual que las que salen en las películas. Todas tienen su garaje en la entrada (para uno o dos coches), jardín delantero y jardín trasero vallado. Todas las ventanas del salón dan para el jardín delantero y todas las habitaciones dan para el jardín trasero. Todas tienen un buzón en la puerta y el número de la casa cerca.

Entonces, ¿Cómo se distinguen la una de la otra? ¿Cómo entras en la tuya sin meterte en la del vecino por error? Y es que, después de analizar este asunto y de mucha observación por las "streets, avenues, lanes, drives, y courts" (algo así como calles, avenidas, paseos, caminos, rondas, ramblas...) he llegado a la conclusión de que son todas diferentes. Algunas cambian en el color, otras tienen arbolitos en la entrada, otras una chimenea en el tejado, el césped bien cuidado a la entrada, una cancha de baloncesto. Algunas tienen porche, otras gravilla, el buzón fuera (con su banderita y todo), macetas, plantas, enanos, molinitos, veletas, banderas americanas...

Y no hablemos cuando llega el Cuatro de Julio, Halloween, Thanksgiving o Navidad. Todas se decoran con todo tipo de abalorios que visten no sólo la casa sino el barrio entero. A veces, hay algunas realmente exageradas y cursis pero, en general, todas compiten por distinguirse entre las demás y no ser sólo una casa más de la calle o el vecindario.

Esta es la nuestra. Es muy normalita, con su jardín delantero y trasero y su puerta del garaje. La verdad es que, tengo que admitir, me he equivocado varias veces al acercarme a ella buscando mi garaje pero ya verán, ya verán cuando se acerque Halloween.

miércoles, septiembre 19, 2007


Ahhh... Las pequeñas alegrías...

lunes, septiembre 17, 2007

El día de Pedro




Pedro cumplió ayer 35 años y lo celebramos muy tranquilamente, por la mañana en la piscina y por la tarde de paseo. Le cantamos "Cumpleaños feliz" y sopló una única velita, que eligió Pedrito porque era de sus dibujos favoritos ahora, http://www.nick.com/shows/spongebob_squarepants/index.jhtml. Al final del día, estuvimos hablando de que, a medida que pasan los años, los cumpleaños pasan como un día cualquiera, casi sin pena ni gloria, y parece que a veces disfrutas más preparando y celebrando el de otros que el tuyo mismo. Con los niños en casa, ya los cumpleaños importantes son los de ellos y no prepararles una gran fiesta, poner globos, música, comprar una piñata y tarta y jugar al juego de las sillas sería malvado.



Aún así, creo que fue un día especial para el papi, porque tiene una barbacoa enorme para el nuevo jardín y porque condujo por primera vez la furgoneta de siete plazas. Sí, como oyen, Pedro al volante. Lo lleva muy bien, como si hubiese estado conduciendo toda la vida y la verdad es que es un alivio poder sentarme en el asiento del copiloto y darle gritos a los pasajeros o meterme con el conductor. Y, aunque a veces pase miedo porque me da la sensación de que va muy rápido o de que no va a frenar a tiempo, seguro que a él no se le olvida ponerle gasolina al coche.

sábado, septiembre 15, 2007

Low Fuel

Ayer al mediodía nos pasó una cosa de película y es que nos quedamos sin gasolina en medio de una expressway, una carretera con tres carriles, similar a una autovía muy larga pero con semáforos. A mí nunca me había pasado esto de quedarme sin gasolina, siempre procuro que el depósito no se vacíe del todo y que no marque nunca que está en reserva. Si, por alguna razón, sí marca reserva voy volando a la gasolinera a llenar el tanque. Pero, como aquí las distancias son tan largas, piensas, "Ahora voy, seguro que aguanta un poco más..." y, además, cuando por fin te decides a ir sin que te suponga un trastorno de los planes del día, piensas que vas a llegar a la gasolinera en un momentito. Sin embargo, lo que son diez minutos en ciudad en España es muy poco (pocos kilómetros) pero aquí diez minutos conduciendo son bastantes kilómetros y mucha, mucha gasolina. Así que me dejé ir y como la había puesto casi $60 de gasolina hacía muy poco, pensé que me duraría para siempre. Pues no. No sólo no duró para siempre sino que nos dejó tirados en medio de la expressway, en un semáforo, justo cuando cambió a verde.

Pues ahí, con el coche parado, en medio de tres carriles de tráfico constante estuvimos casi dos horas, esperando a que viniera un amigo de Pedro, lo llevara a la gasolinera más cercana, compraran gasolina, la trajeran, llenaran el tanque, y viendo cómo no se ponía el coche en marcha porque necesitaba más gasolina. Volvieron a la gasolinera, compraron más y, por fin, logramos poner el coche en marcha. Mientras tanto, llegaron dos coches de policía de la autopista, highway patrol, para ver qué nos había pasado y recomendarnos que empujáramos el coche hacia el arcén, cosa que resultó un poco difícil puesto que el coche que tenemos de alquiler es una furgoneta de siete plazas que pesa un egg.


Al final todo se arregló pero el mal rato que pasamos no se lo deseo a nadie y sólo pensar que el coche se podía haber quedado sin gasolina en algún lugar tipo Salem o el pueblo de la matanza de Tejas, me entran escalofríos...

miércoles, septiembre 12, 2007

¿Qué demonios es esto?

Hace una semana me di cuenta de que el suelo de la cocina, aparte de los baños, donde único no hay moqueta en este apartamento, estaba un poco sucio y ya era hora de lavarlo; después de todo, ya llevamos dos semanas viviendo aquí y mis suelos en casa se lavan una vez en semana (si no hay percance infantil de por medio, claro). Pero, como estábamos tan ocupados haciendo cosas más importantes (abrir la cuenta bancaria, apuntar al niño en el cole, ir a tráfico a por las "licencias" de conducir...), me dio pereza y decidí dejarlo para cuando realmente no aguantara más. Y eso ha sido hoy. Y resulta que, cuando voy a buscar una fregona y un cubo, me encuentro con este aparato que debe de ser la venganza de algún ingeniero a su empresa por alguna faena que le hicieron. Ni idea de cómo usar este palo con palanca ni de por qué el cubo no tiene escurridor. Lo de que no tiene escurridor lo descubrí luego y es que ¡la fregona se escurre sola! Es decir, la parte azul hay que mojarla en agua tibia para que se reblandezca (es dura como una piedra) y subir y bajar la palanca, que es la que escurre la parte azul. Un follón, vaya, que me tuvo murmurando y maldiciendo diez minutos hasta que le cogí el truquillo. Cómo se nota que esta gente ha tenido moqueta siempre y no sabe qué es lavar las baldosas de casa de mi madre.

domingo, septiembre 09, 2007










Esta mañana he ido a visitar cuatro casas para alquilar (las hemos buscado en una página web, http://www.craigslist.com/ que se parece mucho a un El Baúl online). Hemos decidido que queremos una casa con jardín, de esas de las películas, porque ya que vamos a estar aquí un par de años, por lo menos que sea lo más parecido a vivir "the American way of life". Además pensamos que a los niños les gustará jugar en el jardín trasero (backyard) ya que, en Tenerife, vivimos en piso. También me imagino a Pedro con su delantal, espumadera y barbacoa llena de hamburguesas y eso me pone contenta porque me da un poco de risa
Aquí ocurre una cosa muy curiosa a la hora de alquilar o vender una casa y es lo siguiente: el dueño organiza una cosa que se llama Open House a una determinada hora y el interesado acude, junto con más competidores, a visitar la casa. Si uno está interesado, rellena un formulario en forma de petición en el que le facilita al dueño su información personal (documento de identidad, datos del sueldo, posición económica...). Una vez reunidos los formularios de los interesados y habiendo hecho las necesarias comprobaciones, ¡el dueño elige al inquilino o comprador!
Pero esto no es lo más difícil. Lo difícil es elegirla porque, en esta zona de California, aparte de caras (las pasables no bajan de $1800), son viejas y están muy descuidadas. Y luego ninguna está completa del todo. Me explico, si la casa es mona, está un barrio marginal o si el barrio es bueno, la casa no la han reformado desde el año cuarenta. A veces coinciden dos cosas buenas, como la casa y el barrio aceptables pero luego el jardín parece un cementerio de animales. En definitiva, que si esperaba encontrar una casa de las de Mujeres Desesperadas en Wisteria Lane, no me queda nada.
Así que seguimos buscando y acudiendo a las Open Houses a ver si encontramos la casita de perfecta en la que pasar esto años de exilio voluntario. Esta tarde voy a ver dos más pero, mientras tanto, aquí van unas fotos de nuestro apartamento temporal (que aquí llaman condominium).

viernes, septiembre 07, 2007




Yo aprendí inglés de pequeña, de la misma manera y a la misma vez que aprendía el español. Es más, mi madre me cuenta que aprendí a leer en inglés antes que en español. Por eso, porque fue un proceso tan fácil y natural, siempre he pensado que la mejor manera de aprender un segundo idioma (después de la EOI, claro) es la inmersión total. Existen miles de estudios que lo afirman y, como dije antes, yo misma lo he vivido y puedo asegurar que funciona (me recuerdo al Profesor Mauri ese de la radio).
Sin embargo, cuando el martes llevé a mi hijo Pedro a su primer día de prescolar, http://www.mydreamacademy.com/, salí del centro casi llorando. Se me parte el corazón pensar que mi niño está en un sitio donde no entiende ni jota ni a su maestra (una chica hindú encantadora que se llama Vaishali) ni a sus compañeros (entre los cuales hay un niño francés en la misma situación que Pedro). Y se me parte el corazón pensar que mi hijo, un niño que no para de hablar desde que se levanta a las ocho de la mañana hasta que se acuesta a las diez de la noche y que usa palabras como "disgustado" o "recorrido", no pueda decir sino thank you y excuse me (palabras que yo le he enseñado en estos días) para comunicarse mientras está allí.
Así que, como profesora de inglés casi bilingüe, me mentalizo todos los días de que esto es lo mejor para Pedro, que no es traumático (no recuerdo que para mí lo fuera), que en dos o tres meses ya se estará comunicando porque es más listo que un rayo y que aprender inglés a esta edad es como aprender a montar en bici. Pero como madre, todos los días lloro por dentro cuando entro en su clase, su maestra lo saluda y él me mira con ojitos asustados como preguntándome dónde demonios lo voy a dejar y pidiéndome que no me vaya.

martes, septiembre 04, 2007




Hoy he ido al supermercado por tercera vez esta semana y es que no calculo todavía qué cosas necesito y qué me falta. En mi casa de Tenerife ya tenía las cosas básicas para cocinar: aceite, vinagre, sal, pimienta, harina... En definitiva, las herramientas para cocinar. Pero aquí no tengo nada, ni siquiera especias para poder darle sabor a las cosas. Así que me voy acordando poco a poco de que no tengo laurel, pimentón u orégano y lo voy comprando según lo voy necesitando.
Pero me pierdo en estos supermercados porque, aunque sólo entras a comprar lo necesario, la oferta es tan variada que ya no sabes qué artículo coger ni, en realidad, al cabo de un rato, qué has venido a buscar. Los ojos saltan de un lado a otro, desde la comida asiática hasta la mejicana, desde los platos precocinados (almuerzos enteros en bandejas para el microondas y para ver delante del televisor), hasta los congelados (helados de miles de sabores, más comida preparada y ¡hasta zumo congelado!) pasando por la bollería (donuts, muffins, brownies, bagels...), repostería y zona de galletas. Vas a elegir una bolsa de papas fritas y tienes un pasillo ENTERO de papas fritas (al punto de sal, a la barbacoa, al a pimienta, al queso - cheddar amarillo, cheddar blanco, gouda, parmesano - al limón...) con su correspondiente estante de salsas para mojar las papas fritas (los "dips", los llaman).
Lo malo de tener una oferta tan variada es que invita a meter miles de cosas nuevas y apetecibles en el carro de la compra. Y, si además te gusta comer y probar cosas distintas en materia culinaria, lo malo es que terminas comiéndotelo todo una vez lo tienes en la despensa y/o nevera.
Supongo que, una vez pasada la novedad de comida distinta y guarrerías varias, podremos ir al supermercado sólo a comprar aceite. Miraremos las comidas preparadas con desconfianza y le haremos ascos a los donuts gigantes rellenos de frambuesa. Echaremos de menos las papas al jamón serrano y el Cola Cao e iremos directos a la verdura y legumbres para comprar los ingredientes de unas buenas lentejas. Y de postre, plátanos.

sábado, septiembre 01, 2007

Si es que lo que no inventen los americanos... Fíjense qué camioncito le han puesto al carro de la compra para poder hacerla sin que los nenes te den mucho la lata. ¿Se imaginan uno de estos en Hiperdino? Ya me imagino las peleas por conseguir uno y las marujas protestando, "¡Cuidado, mi niña, que casi me das en la canilla y estoy recién operada!".
A ver si creo un espacio de inventos originales y los voy poniendo porque merece la pena comentarlos. Ah y, por cierto, si alguna mami quiere uno de estos, ya sabe, se los mando por mensajero...

viernes, agosto 31, 2007




Aterrizamos en el aeropuerto de San Francisco y salimos disparados del avión para llegar de los primeros a la cola de inmigración, en la que tienes que esperar a que algún agente te mire el pasaporte, te haga algunas preguntas acerca de la intención de tu visita y te tome las huellas dactilares. Normalmente esto es rápido, a no ser que seas terrorista o contrabandista de jamón serrano, pero con nosotros tardaron más de lo normal porque en el visado de Pedro el peque había un error tipográfico (ponía "Navbarro") y no se creían que fuera hijo de su padre (en estos casos no vale la evidencia del gran parecido físico). Solucionado este problema, fuimos a recoger nuestras maletas y nos encontramos con que no había llegado la sillita de Pedro para el coche. Lufthansa se ofreció a darnos una de sustitución mientras llegaba la otra y trajeron la nuestra a los dos días. Así que, entre pitos y flautas, llegamos al apartamento sobre las diez de la noche totalmente destrozados.
El apartamento está genial http://www.oakwood.com/furnished-apartments/furnished/US/CA/Sunnyvale/prop2511/showPictures.html. Está nuevo, con muebles modernos y camas con edredones tan mullidos que no dan ganas de levantarse. El complejo tiene piscina, gimnasio y parque infantil. Para abrir las puertas hay que pasar un chip por un sensor en la pared y el microondas es también campana y luz para cocinar (se llama "space saver"). Un lujo, vaya, y cuando tengamos que irnos a la casa que alquilemos nos va a dar mucha pena. Lo mismo nos ocurrirá con el coche (una minivan de Chevy de siete plazas, con DVD para los niños y puertas que se abren automáticamente); el que nos compremos será tan cutre que hasta le cogeremos cariño.
En fin, que gracias a tener casa y coche nada más llegar, nos ha costado poco adaptarnos a la rutina del país. Espero que todo lo que venga en adelante sea igual de fácil y cómodo.

jueves, agosto 30, 2007



Un vuelo de doce horas se te hace un mundo antes de salir porque te parece interminable, que no vas a llegar nunca tu destino y que no vas a poder soportar estar encerrada en un sitio tan pequeño, con tanta gente extraña, tanto tiempo. Pero una vez estás metida en el avión, la ilusión de lo que te espera a tu llegada te hace aguantar olores desagradables (¿pertenecientes a algún compañero de vuelo?), baños pequeños y sucios, comida intragable... Pasan varias horas eternas y te animas pensando, "¡Qué bien, sólo quedan seis horas!" o "¡Qué suerte, una película de estreno!", sabiendo perfectamente que no se va a oir y que la posición en la que llevas sentada cuatro horas no es la idónea para ver nada. Ni para dormir, ni leer lo que trajiste en tu empeño de pasar el mal trago sin que sea traumático. Pero entonces vuelves a soñar con tu destino, suspiras, aguantas, cambias de posición por milésima vez en tu asiento y cierras los ojos, deseando dormir y que cuando hayas despertado sólo queden diez minutos de vuelo.

domingo, agosto 26, 2007


¡Adiós! Mañana comenzamos nuestra aventura a las 6.40. No tenemos ni idea de a qué hora llegaremos a California pero sí sabemos que estaremos derrotados. Así que, desde que le cojamos el ritmo a la nueva vida, prometo seguir llenando el blog de peripecias.

miércoles, agosto 15, 2007

Ya tenemos fecha de salida. Nos vamos el 27 de agosto desde Las Palmas, vía Madrid y luego Munich, hasta San Francisco. Y, hoy, repasando el itinerario, ¡nos hemos dado cuenta de que el vuelo Munich San Francisco dura 11:50 minutos! ¿Qué vamos a hacer con los niños tanto tiempo en el avión? Mis pobres niños, encerrados sin poder hacer cosas de niños: correr, gritar o comer y dormir bien. Y pobres de nosotros, que se nos va a hacer el viaje eterno. Y de los pobres pasajeros de nuestro vuelo ni hablemos...

jueves, agosto 09, 2007



Nuestras maletas no son tan bonitas ni modernas como las de la foto, que son nuevas y parece que están posando para algún catálogo. No, las nuestras son grandes, viejas y sucias. Señal de que han dado muchas vueltas por distintas cintas del mundo. Cuando las abres, huelen a avión, a ropa limpia, zapatos y a mezcla de distintos botes de distintos líquidos derramados. Cabe de todo en nuestras maletas, sobre todo cuando te sientas encima de ellas para poder cerrar las cremalleras a punto de estallar. Ya están fuera de los armarios, deseando que las llenen y soñando - las tapas bien abiertas - con rodar pronto por algún aeropuerto del mundo.

miércoles, agosto 08, 2007


Comienzan las despedidas. Algunos amigos se van de vacaciones antes de que nos vayamos nosotros así que ya no las veremos más. Hay abrazos, deseos de buena suerte y felicidad y promesas de mantener el contacto mientras estemos fuera. Han sido pocas por ahora, pero son esas pequeñas despedidas las que crean y, poco a poco, aumentan la tensión de la despedida final, la de la familia. No quiero imaginar cómo será ese adiós aunque sé que, aparte de los abrazos y cariñosos deseos, habrá muchas, muchas lágrimas.

jueves, agosto 02, 2007


Bueno, ya parece que tenemos fecha de mudanza. Vienen a llevarse la casa el día 16 de agosto. Llegan a las nueve de la mañana y, al final del día, ya está. La casa vacía. Unos días antes, separaremos lo que nos vamos a llevar en mano y lo pondremos a un ladito, para que no se lo lleven en las cajas. También empaquetaremos nosotros lo más personal, cosas como el ordenador de Pedro, algunos juguetes de los niños, bisutería y ropa interior. Dejaremos algunas cosas atrás y luego, en los días posteriores al desalojo, amueblaremos las habitaciones de nuevo, para que el nuevo inquilino se sienta como en casa. Como en su casa.

jueves, julio 26, 2007


Cuando miro fotos como esta y recuerdo ese día, ese momento y otros similares, es cuando me da mucha pena irme. Además, ahora me entero de que voy a ser tía por primera vez y sé que, probablemente, no conoceré a mi sobrino/a bebé hasta el verano que viene. Ni a los niños de mis amigos que pronto serán padres por primera vez. Me doy cuenta también de que ustedes tampoco estarán presentes en nuestros momentos felices. Supongo que, más que nunca, tendremos que recurrir a las fotos y correos electrónicos para mantener el contacto. Y qué triste será tener que asegurarnos de que estarán electrónicamente cerca cuando sucedan las alegrías.

jueves, julio 19, 2007

Hace un par de días, oí decir a un señor en la radio que, antiguamente, la gente rica era gorda porque comía muy bien y la gente pobre era muy flaca porque no tenía qué comer. Hasta ahí, ninguna novedad; me vienen a la mente imágenes de castillos llenos de faisanes asados, cornucopias de fruta y vino, mucho vino, mientras que al otro lado del pueblo unos campesinos hacen sopa de piedras. Lo que me llamó la atención fue lo que dijo después. Decía que era curioso ver como hoy en día, en Estados Unidos, la gente pobre era muy gorda y los ricos muy delgados. Efectivamente, tiene mucha razón este señor; me vienen a la mente imágenes de McMenús a $6,95, pizzas congeladas a $3,00 y Coca Cola, mucha Coca Cola. Mientras, los que pueden y tienen dinero, compran pollo sin hormonas, comen ensaladas orgánicas y beben cantidades ingentes de Evian. Entonces, pensando, pensando, he llegado a la conclusión de que nosotros debemos de ser de clase media porque, ¿quién no se comería, ahora mismo, una Big Mac con un buen vaso de Solán de Cabras?

miércoles, julio 11, 2007


A medida que se acerca la fecha de irnos, todos nos hacen la misma pregunta, "¿Cuándo se van por fin?". Entiendo ese por fin en la pregunta; llevamos tanto tiempo hablando de irnos, comentando el viaje entre los amigos y familiares y haciendo planes para una fecha que nunca llega, que el por fin viene a significar un ya de una vez. Y me hace gracia porque sí, es verdad, a ver si nos vamos ya de una vez o tenemos fecha de partida ya de una vez porque está situación de espera nos tiene locos. Bueno, a ver si dentro de un par de días, cuando nos vuelvan a llamar de Gil Stauffer, podamos decir, "¡Nos vamos... al fin!".