lunes, diciembre 19, 2011

Recuerdos de Navidad

Mi Navidad todavía huele a cajas guardadas y a papel de periódico viejo. En mis recuerdos, los colores son un poco apagados, las telas desteñidas y en las decoraciones de la casa entera se distinguen años de uso fugaz. Cierro lo ojos y veo como mis hermanos y yo sacamos y montamos el árbol de tres piezas, mi padre pone un villancico en inglés de unos discos de mi madre y colgamos las bolas decoradas de mi abuela mientras nos peleamos por ver quién es el primero en poder librarse de terminar de decorar la casa.

Puedo recordar casi todas las decoraciones del árbol, así como la mayoría de los momentos vividos en aquella época. ¡Tan especial el momento y, sin embargo, tan cotidiano a la vez! Fueron tantos años en los que se repetían las mismas tradiciones, la misma comida. Tantas veces las mismas canciones y las risas. Tan desconocida en ese entonces la pena de la separación inesperada...

Son parte de mí esos recuerdos pero, cada año, mientras voy creando los míos, siento que se me van escapando sin yo poder evitarlo. Por cada recuerdo nuevo creado, se va uno antiguo. Miro mi árbol, abro mis cajas, saco mis telas y cierro los ojos. Aún los veo pero cada vez son más apagados los colores, las telas más desteñidas y todo muy, muy viejo y lejano.

lunes, marzo 29, 2010

Hollywood, again


Si es que vemos demasiadas películas. Así, claro, se dispara nuestra imaginación y pasan por nuestra mente tantas cosas que, a veces, tenemos que parar y decirnos, "¿Pero tú estás tonta?". Me explico, ayer dejé a la niña dormida en su moisés y me fui a duchar. Cuando me estaba duchando oí una furgoneta a lo lejos arrancar de forma ruidosa. ¿Qué me vino a la cabeza? Pues una historia digna de guión de Hollywood. ¿Y si se alguien ha entrado en mi casa y ha secuestrado a la niña mientras yo me estaba duchando? Mientras me aclaraba el pelo a toda prisa (no, no salí del baño corriendo, mojada y con champú, a ver si había pasado de verdad qué mala madre...), pasó una película entera por mi cabeza: que se la habrían llevado unos yonquis para venderla por droga o una pareja que no podía tener hijos, que yo llamaba llorando al 911 y venían a interrogarme, que pinchaban el teléfono (a pesar de que no era un secuestro), que por fin la encontraban en un sótano y los SWAT entraban con sus cascos dando patadas y apuntando con el rifle, que yo me abrazaba a ella en un final feliz con llantos y música...


Al salir del baño y comprobar que estaba bien, pues todavía me quedaba un atisbo de duda, me senté en la cama a preguntarme si quizás esas cosas que vemos en la pelis pasan de verdad. He oído que en las comisarías hay listas larguísimas de niños abducidos así que ¿cuáles son las probabilidades de que ocurra? ¿Son las pelis de Hollywood tan fantasiosas como creemos o lo que está escrito en el guión puede pasarte a ti? Ahí dejo abierta la pregunta...

viernes, marzo 12, 2010

2 Culturas


¿Cómo es posible que me haya olvidado de hablar de 2 Culturas en lo que llevo de blog? Y es que 2 Culturas cumple cuatro años ya. ¿Que qué es 2 Culturas? Así nos definimos: "Grupo de familias españolas residentes en el sur de la Bahía de San Francisco, que se reúnen para hacer acitvidades infantiles, culturales y de ocio que fomenten el mantenimiento de la lengua española".


Cuando llegamos aquí, hace un poco más de tres años, contacté con Dori, una buena amiga que conocí la primera vez que vivimos aquí, en el 2001. Ella tenía, en ese entonces, un niño de cuatro años y se reunía con Olvido - otra española con dos niños -para que los niños jugasen "en español". Y así nació 2 Culturas. Cuatro años más tade, somos casi treinta padres de hijos españoles (de todas partes de España. Nosotros somos los únicos canarios) y algunos latinos los que nos reunimos para tomar café y charlar mientras nuestros hijos juegan y crecen sin olvidar su idioma. O eso es lo que pretendemos porque, muchas veces, los niños terminan hablando inglés entre ellos y les tenemos que gritar desde donde estamos sentados, "¡Español, por favor!".


Nos reunimos tods los viernes o algún día del fin de semana si hemos encontrado algo interesante que hacer. En primavera, verano y alguna semana de otoño, nos vamos a algún parque o la piscina de alguien y nos sentamos en las mesas de picnic mientras los niños corretean, juegan, o meriendan (¡las mamás merendamos también!). En invierno, cuando el tiempo no acompaña, buscamos actividades de interior: vamos al cine (la pena es que las películas son inglés pero meter a cuarenta niños en casa de alguien a ver un DVD en español no es buena idea), al teatro, a cocinar, a saltar en los sitios de bolas... Vamos a los cumpleaños de todos e incluso, celebramos Pascua escondiendo huevos, salimos disfrazados todos juntos en Halloween y recibimos a los Reyes Magos todos los años (se encargan de vestirse de Reyes los solteros de la Asociación de Españoles de Silicon Valley, otro grupo de españoles que se reúne).


Lo pasamos bien y a los niños les divierte. Ni que decir tiene que las madres estamos encantadas también porque cotilleamos casi siempre acerca de cosas de madres y de nuestros hijos, de dónde hemos conseguido encontrar jamón serrano o turrón pero, sobre todo, charlamos acerca de lo mucho que echamos de menos nuestro país y nuestra familia allí.

¡Feliz cuarto cumpleaños, 2 Culturas!

martes, febrero 23, 2010

Cositas varias


Mientras que espero a que Ana vaya creciendo y como, por ahora, sólo duerme come y hace sus caquitas, hago recuento de varias cosas que me han llamado la atención y que me resultan interesantes. En el pediatra, para la revisión de los tres niños el otro día, por ejemplo, me dieron unos cuestionarios a rellenar en el que me preguntaban cosas como, "¿Siente ganas de hacerle daño a su bebé?", "¿Cuando está enojada, sacude violentamente a su hijo?", "¿Guarda sus armas bajo llave?", "¿Se asegura de que sus hijos hagan sesenta minutos de ejercicio diario?", "¿Limita usted la televisión de sus hijos a una hora diaria?", "¿Ha sido su hijo/a testigo y/o víctima de algún abuso sexual?"... No me imagino a ningún pediatra español haciendo esas preguntas a los padres, la verdad (aunque igual debieran).

Otra cosa curiosa es que me han regalado una cortinita de tela que se cuelga del cuello y nos tapa a mí y a la niña cuando le estoy dando el pecho en público. Al parecer, aquí la gente se ofende con facilidad al ver a una madre amamantando a su hijo con el pecho al aire. Ya he usado la cortinita varias veces pero me da un poco de rabia que algunos sean tan intolerantes con algo tan natural y tan tierno.

En una semana se me acaba la baja por maternidad. En una semana habrán pasado ya seis semanas desde que di a luz a Ana. ¡Seis semanas! ¡Sólo seis semanas! ¿Y ya tengo que volver al trabajo? La miro y veo que es demasiado pequeña para separarme de ella ocho horas diarias. Demasiado pequeña para dejarla con una desconocida que la cuide. Pienso en la baja de maternidad en España, esos cuatro meses pagados y las semanas de lactancia, y en lo injustos que son los derechos del trabajador en este país. No entiendo cómo los sindicatos no negocian una baja de maternidad más larga para que las madres no se vean obligadas a volver al trabajo porque necesitan el sueldo. En mi caso, voy a intentar negociar una posible baja médica con m ginecólogo (para poder recibir algo de sueldo) y/o luego pedir una excedencia que ofrece el estado de California y que te garantiza tu puesto de trabajo. Y es que no puedo separarme de ella siendo tan pequeñita. Ninguna madre puede.

En fin, cosas curiosas que voy descubriendo y que no puedo no compartir. Arriba, una foto de Ana que sacó una fotógrafa profesional cuando sólo tenía nueve días.

martes, febrero 02, 2010

Llegó Ana


Fue el 26 de enero a las 16.36. Quiso salir enseguida, a pesar de que su mami casi se dio por vencida en algunos momentos de empuje, y asomó la cabeza sin llorar, como si ya conociera el mundo al que acababa de llegar.

Ahora que me pongo a pensar, no hubo ni hay mucha diferencia entre un parto aquí y uno en España, la verdad. Supongo que parir es parir, aquí, en España o en cualquier parte del mundo civilizado. Algunas diferencias notables: el personal fue bastante amable, la epidural un poco distinta a como es en España (me pusieron una vía y me dieron un botoncito para apretar en caso de que necesitara más dosis - aunque sólo funcionaba cada diez minutos...) y el paritorio (sí, hubo paritorio) curiosamente decoradito con cenefas, tele y hasta baño propio. La doctora parecía salida de la serie "Gray's Anatomy", con el pañuelo ese que se ponen en la cabeza, y el anestesista empeñado en explicarme con pelos y señales cómo funcionaba la epidural y sus efectos secundarios, creo que con miedo a olvidar algo que pudiera resultar en demanda. Todo lo demás, como si estuviera dando a luz en España.

Nuestra niña es preciosa. Tiene unos enormes cachetes, una boquita de piñón y un hambre atroz. Puede que vaya a tener los ojos azules, como su hermano Diego, su madre y su tío Miguel pero aún es pronto para afirmarlo. Duerme bien, o por lo menos mejor que yo, y hace todo tipo de muequitas que nos tienen enamorados.

Y es americana, quién me lo iba a decir a mí. O como dijo mi tía Pepa, canariamericana. Vaya mezcla, ¿no?

sábado, enero 23, 2010

¿Sigo?


Esperando a que llegue la pequeña Ana, me planteo si seguir con el blog o no. Muchos me animan a hacerlo, puesto que hay tanto que contar, pero yo me desanimo con el poco tiempo que tengo o que me va a quedar cuando nazca la niña. De hecho, ahora siento sus pataditas como si quisiera avisarme de que va a captar toda mi atención en cuanto venga al mundo.


Mientras tanto, espero. Y me pregunto cómo será el parto y nacimiento aquí. Me han contado que aquí las enfermeras y el personal sanitario es mucho más amable que en España. Te tratan como una princesa, dicen. También me aseguran de que no existe paritorio sino que, cuando ya estás dilatada, le bajan las luces a tu habitación, le sacan bridas a tu cama y te traen a la habitación el bisturí y todas las herramientas necesarias para parir en un abrir y cerrar de ojos. Ah, y me cuentan también que puedes pedir que te pongan un espejo para ver salir a tu bebé, que Pedro puede cortar el cordón umbilical o que cuando sales de la clínica alguien baja contigo hasta el coche para asegurarse de que tienes la sillita del bebé bien atada y puesta en el asiento del coche.


En fin. Mientras espero y escribo esta entrada pienso que me da pena dejar de relatar esta experiencia que es vivir en USA. Y como de eso es de lo que trata mi blog, voy a hacer un esfuerzo por mantener esto al día. Y Ana que se aguante un poquito, que seguro que más adelante le gustará leer lo que escribía su madre sobre el país en el que nació.

sábado, noviembre 21, 2009

Segunda foto de objetos típicos americanos


En este caso, no es un objeto, es un lugar. Es el típcio "diner", cafetería/restaurante de carretera en el que te sientas en la barra y te atiende una camarera que te trae un plato gigante. Me hace recordar las "road movies", en las que el personaje principal se sienta comer y siempre hay algún otro personaje que se sienta al lado o cerca y que le da un giro diferente a la película o aporta un dato o una pista nueva al guión.


Este diner, en concreto, está cerca de casa. No es un sitio de super lujo pero vamos a comer allí a menudo; es un sitio confortable, la comida es buena y econónomica y las camareras son amigables, nos conocen ya. Lo mejor de todo, los postres y los habituales que se sientan en la barra.