domingo, diciembre 30, 2007

Hollywood I



Anoche fuimos al cine solos, Pedro y yo, por primera vez desde que llegamos a EEUU. Como tenemos babysitter familiar estos días, aprovechamos para escaparnos unas horas y disfrutar de un rato sin niños. Vimos una película de ciencia ficción, con Will Smith de protagonista, que se llama "I Am Legend". Estuvo bastante bien, entretenida, con mucho suspense y, los que me conocen bien, se imaginarán que me estuve mordiendo los pellejitos de los dedos durante toda la película.

Pero eso no es lo que quería contar (que si me dejan cuento el final y porque no es noticia interesante el hecho de que la última película que vimos en el cine fue "Top Gun"). La novedad es la nueva moda de los americanos de llevar a sus bebés al cine. Había tres bebés (de entre 12 y 24 meses) en la sesión de ayer a las 7.50 ¡y uno de ellos hasta llorando en medio de la película! Se marcharon, claro, después de un espectador de las filas de delante lo mandara a callar y otro le gritara, "¡Saquen al niño fuera!" pero eso no avergonzó a las otras dos parejas, que permitieron que sus niños se rieran e hicieran gorjeos durante las dos horas que duró la película.

No entiendo cómo permiten esto los dueños o encargados de las salas de cine. ¿No entienden que hay gente que quiere disfrutar de su película sin ruidos molestos (no voy a entrar en detalles de comida en la sala porque me avergüenza admitir que yo no puedo ir al cine sin palomitas/roscas/cotufas)? ¿No entienden que, además, esa película tenía escenas y música que podían asustar al niño (y, de hecho, lo hicieron)? ¿No entienden, por último, que hay padres (como nosotros) que han venido huyendo de llantos, gritos y gorjeos?

2 comentarios:

Berna. FCO. RGUEZ. dijo...

Y tampoco entienden que haya gente que se descargue las películas para no tener que aguantar situaciones como ésa, el precio de las entradas...

¿Cine, qué es eso?
La última vez que fui todavía cobraban la entrada en PESETAS :-(((

Besos

Susana dijo...

Ay, mi pobre... para un día que salís... La idea de no poder ir al cine tanto como lo hacemos normalmente, que es mucho, me espanta. Que alguien me diga que los primeros años estás tan embobado y encantado con el bebé que ir al cine ya no importa, por favor.