jueves, diciembre 20, 2007

Hijos


Decía mi médico en España que Diego tenía un problemita con su sistema urinario porque había tenido muchas infecciones de orina en poco tiempo. Sospechábamos que tuviera reflujo vesico-ureteral, que es una malformación en la unión de los ureteres con la vejiga http://www.pediatraldia.cl/reflujo_vesico_ureteral.htm (por lo visto, algo común en niños menores de cinco años) y, la verdad, nos quedamos preocupados cuando la pediatra aquí nos comentó que sí, que era posible que tuviera algo e insistió en que le hiciéramos una ecografía (aquí las llaman "ultrasound"). En esa prueba se vio que tenía el riñón algo inflamado y entonces nos comentó que había que hacerle un contraste para descartar el reflujo.


Hoy hemos hecho la prueba del contraste, que consiste en introducir un cateter por el pene del niño e injectar un líquido que permite ver por rayos X el viaje de la orina y, sobre todo, si la orina se devuelve al riñón. Y lo hemos pasado mal porque Diego ha sufrido mucho. Es que no debe de ser agradable que uno le estén manoseando para luego meterle un tubito por la cuquita... Y mientras, que una máquina de rayos X esté moviéndose encima de ti y parezca que se te va a caer encima. Así que, todo el rato, ha estado llorando amargamente y gritando, "¡Cucaaa!", "Mamááá..."y "Ay, ay, ayyyy..." Y yo, mientras tanto, aguantándome las lágrimas.


Me ha dicho el médico que la hizo la prueba que, al parecer y a simple vista, no tiene nada. Hemos suspirado de alivio pero nos hemos marchado preguntándonos dos cosas: ¿Por qué tiene el riñón inflamado (nos llamará la pediatra en cuanto tenga los resultados oficiales del contraste)? y ¿Por qué sufrimos más con las dolencias de nuestros hijos que con las propias?


Ayer hablaba con una amiga mejicana cuya suegra (que se casó con quince años y que vivía en un rancho perdido en la sierra mejicana) tuvo veintidós hijos. De los veintidós, y entre lo cuales había tres parejas de gemelos, sólo sobrevivieron once. Los parió a todos y los que se murieron fue a los meses o uno o dos años de vida. Hoy yo sólo pensaba en esa señora y en lo que debió de sufrir, viéndolos irse. Y yo quejándome de un simple cateter que duró diez minutos y del que ya, corriendo por la casa y jugando con su hermano, ni se acuerda...

2 comentarios:

Unknown dijo...

Es duro verles sufir,por cualquier cosita.Mi hijo pequeño tambien tuvo ese problema y yo no accedí a hacerle la prueba del cateter(me parecia demasiado pequeño)A mi hijo se le habia inflamado por que había cogido el vicio de manipularse muy a menudo
y tenía un poco de infección.El urologo que le vió(mandado por el pediatra)le receto antibiotico y estuvo pasando revisiones periodicas;se resovió en dos semanas
hasta hoy.

Susana dijo...

Ay, me está doliendo hasta a mí. Pero es lo bueno de los chiquitines, que la memoria a corto plazo es volátil como la RAM del ordenador, y cualquier juguete y cualquier carantoña les debe curar casi cualquier pupa, y por extensión a los padres que como tú dices, sufrís más que los propios hijos.
Dale un besito a Pedrito de nuestra parte, aunque ya no le duela.