domingo, octubre 14, 2007

Almejas y mejillones




Ayer celebramos el día de la Hispanidad con/en la Asociación de Españoles de Silicon Valley. Nos reunimos en un parque y, en varios grupos, hicimos unas paellas con unas bombonas de butano y unas paelleras que trajeron algunas chicas. Estuvimos charlando con gente que ya conocíamos e hicimos nuevas amistades de todas partes de España, a la vez que comíamos paella, tortilla de papas y gazpacho. Los niños, mientras, jugaron, corretearon, se pelearon mil veces... En definitiva, lo pasamos muy bien y fue un día de lo más agradable.

A nosotros nos tocó llevar los mejillones y las almejas de una de las paellas y, la verdad, al principio me costó encontrarlas. En los supermercados convencionales sólo venden almejas congeladas y los mejillones brillan por su ausencia. Así que me puse a conducir por ahí, buscando una pescadería, pero no encontré nada parecido. En uno de mis paseos, me topé con un mercado coreano y decidí entrar a ver si había suerte pero, aparte del fuerte olor a gimbap (una especie de sushsi con algas marinas, verduras y arroz), no encontré sino mejillones congelados, después de rebuscar en las neveras. Fue gracioso porque no me supe hacer entender en inglés puesto que la coreana que estaba despachando no tenía ni idea de lo que era un mejillón ni entendía papa de inglés.

Une señora mejicana que había allí me oyó decir mussel y luego mejillón (a ver si en coreano de decía igual...) y me comentó que unas calles más adelante había un mercado chino en el que vendían "todo eso". Así que me fui para allá con la esperanza de poder, por fin, comprar mis almejas y mejillones. Y cuál no sería mi sorpresa cuando entré y, aparte del fuerte olor a arroz cocido, encontré lo que buscaba. Había unas peceras enormes llena de todo tipo de pescado "vivo". Y digo vivo porque en inglés, la palabra para pescado fresco es live, literalmente vivo. Es más, vivas todavía había langostas gigantes y cangrejos del tamaño de un pan de campo. También había pescado de todos tipos y tamaños y con nombres que a mí me sonaban a chino (¿por qué sería?). ¡Y, por fin, mis mejillones y almejitas esperándome en una esquinita de la nevera del mostrador! Señalando y medio hablando en inglés y español, le pedí al señor de la pescadería que me pesara un puñadito de cada y me fui tan contenta a casa, no sin antes comprar un té chino adelagazante muy raro pero eficaz, (o por lo menos eso decía en las instrucciones, que estaban en chino y en inglés).

Me llamaron la atención estos dos mercados porque, obviando las cosas que oías o leías en inglés de vez en cuando, parecía que estaba comprando en algún país oriental. Me dieron ganas de quedarme un ratito más, de preguntarle a los vendedores para qué sirve esto o aquello, de probar su comida (la que preparan en sus casas, no la de los restaurantes) , de oler sus especias... Volveré, seguro, algún día con más tiempo y buscaré también algún otro mercado de otro país oriental para ver qué cosas distintas me ofrecen y me atrevo a probar u oler.

Por cierto, ¡la paella quedó riquísima con los mejillones y almejas chinas!

3 comentarios:

Conchita dijo...

Los cangrejos "como panes de campo" son centollos o bueyes de mar como se les llama vulgarmente. Son muy buenos, se vacían y se prepara como una especie de salpicón y se rellena el caparazón con la mezcla dándole las patas que se chupan y parten para sacarles la carne.
Ayer vi una película en la que salía un mercado chino como el tuyo y me acordé de Vds. y de tu historia con las almejas.

Mary Luz dijo...

Nuestro Día de la Hispanidad también fue típico. Fuimos al Barranco de Guayadeque y mientras los padres comen y beben bajo la sobra de un árbol, los niños corretean y se caen por ahí.

Maite dijo...

¡Pues vaya centollos! ¡Enormes! No sé si me atrevería a prepararlos, aunque seguro que están riquísimos.

Mariluz, parece que aunque estemos en diferentes partes del mundo, ¡hacemos las mismas cosas! Qué pena estar tan lejos...