domingo, agosto 31, 2008

Prueba superada


Han pasado ya dos semanas desde que empezamos el cole (¡y desde que escribo la última entrada, no puede ser!) y creo poder afirmar que he sobrevivido. Los ojos de mis pequeños alumnos han visto a una maestra dulce, con una sonrisa siempre en la cara. Han visto a una maestra que les explica las normas de la clase, que los ha puesto a trabajar enseguida, mientras ellos protestan y afilan sus lápices, y que está para enseñar, contestar dudas y ayudar a los trabajadores más lentos.

Los que realmente conocen a la maestra, por otro lado, han visto a una mujer insegura, que se moría de nervios por saber si iba a gustarle a los chicos o no y que se muerde los dedos pensando en que el director puede entrar por sopresa en la clase y no gustarle lo que ve. Una maestra con ojeras, que apenas ha dormido estas dos últimas semanas por tener en la cabeza mil cosas que hacer, fotocopias que sacar y temas que repasar (no sea que los chicos pregunten algo que ella no recuerde ni sepa explicar...).

Pero al final todo parece que ha salido adelante y ahora, pasado el miedo inicial, pienso que igual exagero y no tiene por qué ser tan difícil. Hay muchas cosas que hacer y temas que trabajar: esta semana en matemáticas trabajaremos el redondeo, en lectura veremos la fantasía, con vocabulario específico del tema, en sociales veremos las cuatro regiones del estado de California (montaña, costa, valle y desierto), iremos a la biblioteca a sacar nuestro libro de la semana y empezaremos a aprender a escribir en cursiva (aquí es al revés que en España). Será duro pero supongo que si tanto los alumnos como la maestra han sobrevivido las dos primeras semanas, entonces podremos llegar a final de curso. Además, pienso que nos espera un gran, gran curso.

domingo, agosto 17, 2008

Vuelta al cole






Mañana es el gran día. Mañana vuelvo a trabajar después de más de dos años de excedencia por cuidado de hijo menor de tres años. Lo hago (y repito, cinco años más tarde) a través del MEC y de mi Consejería de Educación, en un programa que se llama Profesores Visitantes a EEUU y Canadá y cuyo objetivo es contratar a profesores bilingües para las comunidades escolares americanas en que la población hispano hablante es mayoría. En resumen, que voy a dar clase aquí en California pero en mi Consejería figuro en Comisión de Servicios Especiales.


Estoy un poco asustada porque no voy a dar clase de inglés a adultos, como en mi querida EOI, sino que me han dado un tercer grado (un tercero de primaria, si no me equivoco) y tendré que estar con ellos desde las ocho de la mañana hasta las dos y media de la tarde, enseñándoles todas las materias, desde las matemáticas hasta el lenguaje y pasando por las ciencias e incluso la educación física.


No sólo eso sino que en las escuelas americanas el papeleo burocrático es apabullante, tanto para los padres como para los maestros. Los maestros tienen que evaluar todo basándose en miles de cifras, porcentajes y datos de exámenes oficiales que se realizan durante todo el año. Hay que demostrar qué se está enseñando a los niños, cómo y cuándo se está haciendo y los acrónimos de métodos de enseñanza y criterios de evaluación no acaban nunca. Para los padres, por otro lado, los formularios son interminables también, desde un papel para pedir permiso para poder fotografiar a los niños o números de contacto en caso de terremoto.


Además de todo esto, me exige el gobierno de California que convalide mi título y saque un equivalente americano que me permitirá seguir trabajando aquí en años posteriores, independientemente de que sea funcionaria en España. Así que, forzosamente, tengo que hacer varios exámenes y cursos rollazo para sacar mi "Credential", como lo llaman aquí.

No sé si voy a sobrevivir este año con toda esta maraña escolar y, además, la vida y obligaciones de la casa y los niños. Lo voy a intentar, eso sí, pero sabiendo de antemano que va a ser un curso escolar muy, muy duro. (Las fotos de hoy son las de mi aula (classroom o "salón", como lo llaman en español aquí).

sábado, agosto 09, 2008

No es lo mismo




Me acuerdo hoy de ese anuncio de BMW que preguntaba "¿Te gusta conducir?" y se veían imágenes que comparaban dos cosas aparentemente iguales pero que al final no lo eran porque había una pequeña diferencia de calidad. Venía a decir algo así como que no era lo mismo dormir sentado en una guagua con baches que en una cama con sábanas blancas y limpias. Que no era lo mismo conducir un coche de tercera mano que un BMW, vaya.

Hoy, viendo las Olimpiadas, nos pasa lo mismo que el anuncio de BMW. No es lo mismo verlas en España, como toda la vida, que verlas en EEUU. Y es que, primero de todo, oímos y vemos las pruebas con los comentaristas americanos y nos parece lo más extraño del mundo, acostumbrados a los comentaristas españoles, que hablan "conocido": de oros, obstáculos, estilos... Aparte de eso, los comentaristas americanos son demasiado serios y no hacen bromas en directo, como los españoles, ni tienen anécdotas graciosas de los atletas o saben en qué parte de la villa olímpica se están quedando, por ejemplo. Y, lo peor de todo, aquí sólo ponen los deportes que les interesan a ellos, claro, y entonces nos faltan, por ejemplo, el balonmano, el ciclismo o la vela, los típicos deportes en los que los españoles destacamos. Por otro lado, nos hemos tragado ya casi toda la esgrima, natación y carreras. Así, ya me dirán, no habrá manera de oír nuestro himno en el podio.

Como anécdota, hoy le preguntado a la china que me hace la manicura y pedicura si les gustaban los Juegos Olímpicos y si los iba a ver y, muy seria, me ha contestado que es vietnamita. Casi le faltó chillarme que no es lo mismo.

miércoles, agosto 06, 2008

Sex offenders


Hoy me han mandado por correo electrónico esta página web http://www.criminalsearches.com/ en la que puedes teclear la direccción de tu casa y te dan una lista completa de los abusadores de menores que viven en un radio de unas millas. Me ha impresionado muchísimo, sobre todo porque hay fotos de los "ofensores" y puedo saber dónde viven, cuánto miden o si tienen alguna marca o tatuaje que los identifique.


Me he puesto a pensar, entonces, si tener esta información a mano me tranquiliza o me asusta más. Ahora tendremos que evitar una calle o zona que antes frecuentábamos y abriremos más los ojos cuando estemos en el supermercado del barrio, no sea que reconozcamos a alguien de la lista o se nos acercque algún indeseable. Miraremos a los hombres de reojo y evitaremos entablar conversación con alguien que quiera hacerle una carantoña a los niños porque veremos posibles pederastas en todas partes y en todo el mundo.


Quizás es mejor no saber. Porque puestos a saber, ¿por qué no hacemos una lista de los que han cometido un robo o asesinato? Podríamos incluir en ella a los que han incurrido en delitos de fraude o tenido problemas con el fisco. ¿Gente morosa? ¿Todos los que han tenido multas? Por supuesto que no se puede comparar una simple multa con la pederastia pero creo que, en este caso y en mi caso, se podría aplicar el dicho de ojos que no ven, corazón que no siente...