martes, noviembre 27, 2007

Gracias, Ikea.


Es curioso cómo funciona la nostalgia. El desencadenante es algún recuerdo lejano, un olor o una melodía especial que no terminas de adivinar y, acto seguido, te da un vuelco el corazón. Y, entonces, sin saber por qué, buscas más por todas partes. Como un drogadicto o un gato en celo, vagas por la casa o la ciudad buscando algo que te traslade al momento que has recordado o el lugar donde quisieras estar.


Eso me pasó hoy y no recuerdo exactamente qué fue lo que me dio nostalgia de estar en España, en Canarias (en Tenerife o Las Palmas, me daba igual). Quizás fue una conversación que tuve hoy (vía webcam) con una vecina acerca del turrón o un email que escribí ayer en el que nombraba la radio española y cómo me gusta escucharla por Internet por las noches, cuando comienzan en España los programas de la mañana. El caso es que, de repente, sentí unas ganas inmensas de estar en casa. Con mi familia, amigos y mis lugares reconocibles.


¿Qué hacer? ¿Qué hacer para calmar la sed de casa? Pues me vino a la mente una cosa que hice una vez cuando estuvimos viviendo aquí la primera vez. Me fui a Ikea con los niños. Nada más entrar en el aparcamiento respiré alivada; creo que el color de las letras de su logotipo me calmaron enseguida. Y fue instantáneo, al subir las escaleras mecánicas ya me sentí como en casa. Reconocí su diseño, los colores, el olor a estanterías Billy... Todo Ikea y todos sus nombres suecos, las lámparas y los vasos tirados de precio me trasladaron enseguida a Tenerife.


Así que gracias, Ikea. Gracias por ser exactamente igual aquí como en Pekín como en Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas de Gran Canaria. Gracias, Ikea por tener perritos calientes que huelen igual en todas partes y por tener telas, sofás, cuadros y cojines que me recuerdan a mi casa y a casa de mi familia y amigos. Y gracias, sobre todo, por llevarme, por unas horas, a un lugar reconocible.

7 comentarios:

Siempre he sido yo dijo...

Menos mal que existe Ikea porque el otro sitio que se me ocurre que huele igual en cualquier parte del mundo es McDonalds y la verdad es que , si cada vez que te entrase morriña, te fueras a comer unas hamburguesas, correrías el riesgo de ponerte como un botijo ;-))

:-*******

Susana dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con Esther. A mí se me ocurrió Mc Donald´s. Menos mal que a ti te queda Ikea y a mi los ambientadores de enchufe de Air Wick que me trajiste de España, aquellos con el olor de jabón a Marsella. Me meto en el cuarto del bebé y es como meterme en mi casa en Madrid; cada día hago de esa habitación mi refugio personal.

Maite dijo...

Qué risa, a mí no se me ocurrió McDonalds, pero sí me rocío de vez en cuando con colonia Johnson, que me huele a la habitación de los niños en Tenerife. Se me está acabando, así que la raciono y sólo la uso en momentos muy críticos...

Siempre he sido yo dijo...

Chicas, si alguna vez voy para California será facilísimo hacerles un regalo. Para Susana unos Air Wicks y para Maite unas botellitas de colonia Johnson ( que por cierto es la que yo uso con mis niñas ). Así da gusto regalar ;-)))

Susana dijo...

Mayte, tengo la solución a tus males colonieros: Hace unos cuantos años, allá por la época en la que tu también estabas aquí, me lie la manta a la cabeza y me compré la colonia Nenuco por internet. Ahora tienen una gama más ámplia y puedes encontrar hasta el jabón. No es barato, y menos con lo devaluado que está nuestro dólar, pero te puedes dar un capricho, o pedírsela a SS.MM Los Reyes. Aquí tienes los enlaces ordenados de más barato a más caro:

http://www.laespanolameats.com/Merchant2/merchant.mvc?

https://id310.securedata.net/gourmetspain.net/merchantmanager/product_info.php?cPath=32&products_id=200&mmsid=72a1f6038165aee609d93fea9b557f3c

http://www.tienda.com/bath/products/cl-01.html?rlid=search&HBDCMP=IL-TSugSearch

alicia dijo...

Yo estuve hoy en el supermercado y compré una de esas colonias por poco más de un Euro... siento no poder mandárselas tanto a Susana (que es como si ya la conociera) y a Mayte, pero cuando la use prometo pensar en las dos... por decirte alguna otra cosa con sabor a nuestra tierra, te recuerdo los bocadillos de La Garriga... mientras se me hace la boca agua pensando en los pancakes con sirope de arce... hmmmmmmmmmm!

Maite dijo...

¿Se dan cuenta? Cuando estamos aquí, añoramos lo de allí y vice versa. Vaya, ¡no hay quién nos entienda!