Hace una hora, más o menos, sentimos nuestro primer terremoto desde que vivimos aquí. En realidad, ya sentimos uno la primera vez que vinimos hace cuatro años pero nada comparado con este, que nos ha dejado el corazón latiendo a mil y un susto en el cuerpo que no se nos va a quitar en mucho tiempo.
Yo estaba terminando la cena y los niños jugando en el salón. Pedro estaba en la habitación de estudio, con su ordenador. De repente sentimos cómo el suelo se puso a temblar, como si alguien estuviera moviendo la casa de lado a lado, y oímos cómo se caián varias cosas de encima de la nevera y se movían los muebles, las copas, los cuadros... Pedro salió de su habitación un poco aturdido y le cambió la cara cuando dije, "¡Terremoto!", porque pensaba que era el vecino de al lado haciendo ruido con su moto gigante. Rápidamente cogimos a los niños y salimos a la calle, aunque el primer insitinto fue abrazarlos a los dos y echarnos al suelo, como animales agazapados.
Diego nos vio la cara de susto y las voces que dábamos y se echó a llorar y Pedro se ha pasado una hora preguntando qué ha pasado, por qué se mueve la tierra y pidiéndome el teléfono para llamar a Tati y contárselo.
Dicen en internet que ha sido un seísmo grande y seguramente saldrá en las noticias de España mañana. Aquí estamos bien; ha sido una experiencia increíble pero no dejo de pensar en que podía haber sido mayor y que en otros países en los que ha habido terremotos de mayor magnitud no han tenido tanta suerte como nosotros aquí esta noche.
Yo estaba terminando la cena y los niños jugando en el salón. Pedro estaba en la habitación de estudio, con su ordenador. De repente sentimos cómo el suelo se puso a temblar, como si alguien estuviera moviendo la casa de lado a lado, y oímos cómo se caián varias cosas de encima de la nevera y se movían los muebles, las copas, los cuadros... Pedro salió de su habitación un poco aturdido y le cambió la cara cuando dije, "¡Terremoto!", porque pensaba que era el vecino de al lado haciendo ruido con su moto gigante. Rápidamente cogimos a los niños y salimos a la calle, aunque el primer insitinto fue abrazarlos a los dos y echarnos al suelo, como animales agazapados.
Diego nos vio la cara de susto y las voces que dábamos y se echó a llorar y Pedro se ha pasado una hora preguntando qué ha pasado, por qué se mueve la tierra y pidiéndome el teléfono para llamar a Tati y contárselo.
Dicen en internet que ha sido un seísmo grande y seguramente saldrá en las noticias de España mañana. Aquí estamos bien; ha sido una experiencia increíble pero no dejo de pensar en que podía haber sido mayor y que en otros países en los que ha habido terremotos de mayor magnitud no han tenido tanta suerte como nosotros aquí esta noche.