jueves, febrero 07, 2008

Demandas

El martes fuimos al cumpleaños de una amiguita de Pedro, Sofía, que se celebraba en un sitio muy chulo que se llama "Pump it Up" http://www.pumpitupparty.com/ y que tiene unos castillos y toboganes inflables para saltar y tirarse. Después de estar una hora y media saltando, pasas a una habitación muy mona en la que meriendas y comes pastel. Los padres lo pasamos bien porque vimos cómo los niños disfrutaban de lo lindo volviéndose locos de un lado para otro y sin parar.

Pero lo curioso del sitio es que, antes de que los niños puedan entrar a saltar, te hacen firmar un papel con una lista larga, larga, de las cosas que les pueden pasar a los niños y de las que ellos no se hacen responsables. Y es que en este país, el miedo a la demanda y a que una empresa tenga que pagar millones de dólares a un cliente accidentado es terrible. Por supuesto, firmé, asumiendo el riesgo de que si mi hijo se mata porque las colchonetas se desinflan y lo asfixian la culpa es mía por aceptar sus condiciones. Pues qué madre va a dejar a su hijo sin ir a la fiesta de cumpleaños, por mucha rabia que me de que la empresa se limpie las manos de toda responsabilidad.

Cuando volví a casa me puse a mirar en Internet para ver si realmente es justificado que me obliguen a firmar si quiero entrar en sitios así pero me distraje leyendo casos de demandas ridículas que, para colmo, ¡han ganado! Está el caso de una señora que demandó al perro guía de un ciego porque el ciego la pisó en un centro comercial o la secretaria que acusó a una compañía de ordenadores por no avisar de los daños (a los dedos) que produce el teclear. Un señor acusó a una compañía cervecera de no tener éxito con las mujeres después de tomar su cerveza. Y la chica que entró por la ventana de una discoteca para no pagar la entrada, se cayó, se rompió las paletas y ahora la discoteca ha tenido que pagarle $12,000 y el arreglo del dentista. Y mi favorito, un señor que demandó a un periódico porque en un cupón que había para recortar no avisaban de los peligros de cortarse con la tijeras mientras recortabas.

Cualquiera diría que estamos en un país de locos o de tontos pero nada más lejos de la realidad. Listos, muy listos estos americanos... Aunque, pensándolo bien, tampoco hay que irse muy lejos para ver cómo gente sin escrúpulos abusa de los demás para ganarse unas perrillas http://www.elmundo.es/elmundo/2008/01/25/espana/1201260257.html. Nada, que tengan cuidado la próxima vez que inviten a alguien a casa, por ejemplo, no sea que se tropiecen con algún juguete de sus hijos y les demanden por daños y perjuicios (que también ha pasado).

4 comentarios:

Berna. FCO. RGUEZ. dijo...

Por lo que tú cuentas, por lo que me cuentan mis estudiantes, por lo que leo/oigo/veo en los medios de comunicación... la verdad que EE.UU es un país fascinante, para lo bueno y para lo malo.
Qué interesante tu BLOG.

Beso.

Susana dijo...

No puedo con ellos. A veces intento reconciliarme y creo que ellos me toleran, y que yo les tolero a ellos, así, como colectivo, a sabiendas de lo injusto que es generalizar. Pero luego vuelven estas noticias, estos casos que de frecuentes ya no son anecdóticos, y lo vuelvo a afirmar: no puedo con ellos.

canalla dijo...

Chacho Maite a ver si actualizas el blog que este es de Diciembre y estamos en Feb.

Saludos, Lluco y Manu.

Maite dijo...

A ver, guapetones, si leemos el blog más menudo, que hay muchas entrada nuevas desde diciembre...