sábado, enero 19, 2008

Hollywood II


Tengo un vecino que se llama Jim. Vive tres casas más abajo que nosotros y es un tipo de mediana edad, con el pelo canoso pero barba teñida de marrón oscuro. Siempre va vestido de negro y fuma como un carretero (light, eso sí). Lo conocí porque se me presentó un día en el que yo llevaba a Pedro al cole y me contó que antes vivía en Seattle pero ahora, como está separado (¡dos veces!), ha regresado para vivir con su padre. Trabaja, a tiempo partido, en el 7-Eleven, una tienda seudo veinticuatro horas, y por las mañanas lava su coche con un cigarro en la mano o le saca brillo al asta de la bandera americana que tiene en la valla de su jardín.

Poco después de fin de año, tocaron a la puerta de mi casa y era él. Me comentó que no había tenido oportunidad de felicitarme la Navidad. Yo, para ser igual de amable, le pregunté acerca de su nochevieja, si lo había pasado bien y todas esas cosas que se preguntan por compromiso. Me contó que había presenciado una pelea/acuchillamiento/homicidio en la puerta trasera de un bar de copas en el que estaba y que eso le había aguado un poco la noche. Y así acabó la conversación, con agradecimientos y promesas de charlar otro día. Hace dos semanas, me comentó que el periódico que nos reparten todos los días se me moja con la lluvia y que, cuando pasa por mi casa por las mañanas (está intentando hacer ejercicio y camina por el barrio), me lo lleva hasta los escalones de la entrada. Y sé que es cierto porque, aparte de que veo el periódico en mi puerta, el otro día lo vi hacerlo y alejarse de casa mientras yo, en pijama a las 7,13 de la mañana, me sentaba con mi café delante del portátil a leer mi correo.

Bueno, hasta ahora se podría pensar que Jim es amable, un buen vecino. Está solo y sólo quiere hacer nuevos amigos. Pero es que el otro día yo estaba casi afónica´y me crucé con Jim de nuevo. Me oyó hablar (o no) y me dijo que lo sentía mucho, que me mejorara. Y a eso de las dos de la tarde, tocaron en mi puerta. Era Jim, con dos paquetes de caramelos Ricola y una bote de vitaminas. Esta vez estaba yo sola en casa, con Diego durmiendo y me entró, debo admitirlo, un pequeño escalofrío por la espalda.

Y es que Hollywood tiene la culpa de que yo piense que Jim no es simplemente un tío amable sino un psicópata asesino en serie que me quiere secuestrar para torturarme y luego descuartizarme en el sotano de su casa. Tras unas semanas de sufrimiento, en las que habré adelagazado veinte kilos (la única parte feliz de mi película) y tras consultar con Hannibal Lecter, vendrá el FBI a rescatarme, detendrán a Jim y le leerán sus derechos antes de meterlo, empujándole la cabeza y esposado, en el coche de policía.

Así que, ahora, cada vez que me cruzo a Jim de camino al cole, pienso que es injusto que Hollywood me haya hecho cogerle manía y, quizás un poco de respeto, al pobre hombre que me trae medicinas y el periódico.

¿Quízás podría demandar a Hollywood? Habría un gran juicio y yo testificaría y mi abogado sería guapísimo y...

12 comentarios:

Susana dijo...

Muy bueno, me ha encantado lo de la posibilidad de demandar a Hollywood. La pena es que a veces Hollywood nos saca de nuestras miserias para llevarnos a mundos maravillosos y ficticios donde no hay luagr para S.C.I, ni S.U.V, ni E.R. Lugares llenos de bondad y magia donde Jim resulta ser un fabricante de juguetes jubilados, a quien en el sótano de su casa unos graciosos duendes le ayudan a seguir fabricando juguetes a destajo durante todo el año porque resulta que Jim ¡es Santa Claus! Así que ahora cuando veas a Jim, imagínatele sin la barba teñida y diciendo "Ho, ho,ho"; eso sí, siempre con recelo, no vaya a ser que Vincent Donfrio tenga que venir a Bonie Dr. un día de estos...

Berna. FCO. RGUEZ. dijo...

Definitivamente, querida, tú estás ¡¡ABURRIDA!! :-))

Aunque las dos tienen razón con el rollo "Hollywood"...

Besos.

Berna. FCO. RGUEZ. dijo...

Por cierto, con las prisas se me olvidó decirte que me encanta cómo has contado la historia... súper entretenida.

Eugenia dijo...

¿Sabes? Antes de terminar de leer la historia ya me estaba entrando un poco de susto. Visualizaba lo que contabas como si estuviera viendo un capítulo de una de las mil series parecidas que hay sobre policías y hospitales y el pobre Jim me daba cierto miedo, en vez de inspirarme ternura. Tienes toda la razón. La tele nos vuelve desconfiados.
Recuerdo un documental que vi hace un tiempo de este periodista americano tan polémico cuyo nombre ahora no recuerdo, sobre el miedo generalizado que tienen los americanos (de EEUU). Me pareció magnífico. Su tesis era que la posesión de armas no era el motivo de que los estadounidenses fueran más agresivos, sino el miedo. Y por lo visto los medios (a través de los gobiernos) eran los que creaban ese miedo en la gente. De esa forma, temiéndose unos a otros continuamente, la gente vive como en Animal Farm: asustada y sin fuerzas para hacerse oír. De hecho, en Canadá ocurre todo lo contrario. La gente tiene armas (de hecho puedes comprar munición en los supermercados) y la gente no tiene miedo ni esa continua suspicacia de lo que el vecino estará haciendo.
La gente a la que entrevistaba decía precisamente eso: en EEUU vives con temor y en Canadá no lo tienen para nada arraigado.
No sé si este periodista está totalmente en lo cierto, pero a mí me resultó bastante convincente.
¿Tú qué opinas, aparte de la "culpa" de Hollywood?

Maite dijo...

Opino que la culpa de que los americanos sientan miedo la tiene el 9/11 y las matanzas/tiroteos en grandes superficies o escuelas. Antes de eso, los americanos se enorgullecían de ser buenos anfitriones a nivel global (hacer la vista gorda con los inmgirantes, acudir donde los llaman cuando se les "necesita") y a nivel local (tratar bien al vecino, arropar a un amigo en un mal momento...). También dejaban las puertas de sus casas abiertas, hablaban contigo sin conocerte (en el metro, en el supermercado) o se acercaban a darte direcciones si estás perdido. Pero después del 9/11, ya la gente se mira con recelo (sobre todo miran con recelo a los inmigrantes) porque cualquier persona normal por la calle puede tener una pistola o una bomba escondida y ser un terrorista suicida o un tiroteador.
De todas maneras, pasa más en las grandes ciudades, donde también hay que añadir el factor crímen. Aquí, en una ciudad pequeña, todavía hay gente que te saluda amablemente (a pesar de oírte hablar español) o te trae medicina para que se te quite la afonía.

Siempre he sido yo dijo...

De todos modos, yo que tú dejaba a la vista tu dirección del blog para que la policía encuentre esta entrada y la use como pista.

Fdo:
Esther-por-si-acaso :-P

Margarita Figueras dijo...

Estoy de acuerdo contigo y con todos ,especialmente con Esther. O Jim está más aburrido que una ostra y tú eres su única vecina, o tal vez eres el único bombón que ha visto en años y le tienes enamoradísimo, vete a saber!
XXX

Ceditas dijo...

Pues yo reconozco que, según leía la historia, la imagen que iba componiendo era la de la última tesis de Margarita. A lo mejor es que, como dicen en Los Serrano, tengo "la mirada sucia". De todas formas... Pedro, yo que tú tendría una charlita con Jim por si acaso...

Juana dijo...

Maite, ¡me ha encantado la historia de Jim! Creo que tienes toda la razón en que Hollywood nos ha influido: a mí también me pasan cosas de las que luego pienso, "Qué exagerada, eso es por las pelis". Como el día que me arrancaron el volante del coche, vino el "CSI Las Palmas", y yo, al ver un trozo de huella de playera en mi coche, les dije que ya con eso SEGURO que encontraban al chorizo. Y me contestaron, "No, eso no es posible. La gente flipa con CSI"...

Maite dijo...

Ahora me he puesto a pensar que igual Jim tiene su propia peli montada también. Les invito a que se imaginen cómo es la de él...

Margarita Figueras dijo...

la verdad maite no quiero ni pensar cual podría ser la película que podría tener el en su mente,hay que reconocer que hollywood influye y mucho y no quiero ni imaginármelo pero lo que sí es cierto es que debe tener las orejas más rojas que un tomate al haber tanta gente hablando sobre él. :)

Anónimo dijo...

Conicido plenamente con la última parte del primer comentario de Margarita.
Nada de Hollywood, CSI, más evidente