miércoles, abril 02, 2008

Spring cleaning





















Ya llegó abril, con sus lluvias mil, y los americanos están listos para hacer su "spring cleaning", que quiere decir "limpieza de primavera". Se lavan cortinas, se saca ropa de verano o se guardan algunas prendas de invierno; se hace una limpieza general, vaya. Y casi como para formar parte de esa costumbre anual, el mes pasado, el ayuntamiento de Santa Clara (el nuestro) anunció que iba a dedicar una semana a la recogida de muebles y enseres viejos e inservibles de toda la comunidad. Así que este pasado fin de semana, todos los vecinos de mi barrio se dedicaron a sacar a la calle toda la porquería que tenían acumulada durante años en sus casas.


Los niños y yo (más bien yo) fuimos a chismorrear el domingo y, con la excusa de dar una vuelta al manzana con la bici y el triciclo, echamos un vistazo (casi de reojo) a lo que la gente de este país tira a la basura. Más que nada por saber si la porquería de la gente es la misma en España como en EEUU. Y, no se asombren cuando les diga que sí, la gente aquí acumula trastos igual que en el resto del mundo. O qué se creían, ¿que los americanos son más ordenados o limpios...?

Volvimos a casa con las bicis, contentos también de poder sacar las cosas que ya a nosotros no nos hacían falta (porquería también, al fin y al cabo) y de no tener que llevarlas a ningún vertedero en el cual tienes que pagar por cada cosa que tiras. Sacamos todo lo nuestro y lo dejamos en la acera, tal y como lo tenían colocado los demás vecinos. Entre otras cosas, tiramos una maleta cuyo cierre estaba roto, una silla de ordenador que se tambaleaba sin arreglo y que cambiamos hace tiempo por una más estable, trapos viejos, perchas sin gancho, el palo de una escoba... Y los vecinos tenían más o menos lo mismo: un colchón viejo, un edredón con agujeros, marcos de ventana carcomidos, lámparas estropeadas, juguetes rotos...

La oleada vino a las dos o tres horas de colocarlo todo fuera. Algo que jamás había visto nunca. Llegaban con camiones, furgonetas y hasta uno o dos remolques. Al principio pensé que era la gente contratada por el ayuntamiento, que venía a llevárselo todo para luego trasladarlo al vertedero. Pero no, ¡era gente de todas partes recogiendo lo que nosotros habíamos tirado! Se acercaban, como buitres, a ver qué había en la pila de trastos y rebuscaban a toda prisa cosas que todavía pudiésen ser útiles. Pues parece ser que sí encontraban cosas puesto que llenaban las furgonetas y la gente seguía viniendo en avalancha. Se llevaron hasta mi maleta con el cierre roto y la silla sin arreglo.

Me alegra pensar que mis trastos le pueden servir a otra persona pero me pareció increíble la velocidad con la que vinieron y se llevaron tantas cosas. Desde luego, lo que para algunos fue la tradicional "spring cleaning" para otros fue casi como nuestras tradicionales rebajas de invierno. Pero gratis.

2 comentarios:

Susana dijo...

Pues yo también, y sin saberlo, veo que he hecho mis pinitos en lo de la limpieza primaveral. Lo nuestro fue casualidad, coincidía con una semana de vacaciones sin destino paradisiaco al que viajar. Qué limpios somos, y qué afortunados por no tener que ir a levantar para nuestras familias lo que otros no quieren para sí.

alicia dijo...

where are you?.........