sábado, agosto 15, 2009

Vuelta a casa


Tras un viaje largo e infernal (por culpa de un retraso, perdimos una conexión) hemos llegado a casa. ¿O es el lugar en el que vivimos? Después de muchas consideraciones, he llegado a la conclusion de que sí, muy a nuestro pesar, esta casa alquilada en California, donde trabajamos y criamos a los niños es ahora, queramos o no, nuestro hogar.

Llegar al aeropuerto de Madrid nos trajo la alegría de la familiaridad y la ilusión de ver a los seres queridos. La gente esperando las maletas hablando - casi gritando - español y el olor a tabaco de las zonas de fumadores trae el recuerdo de un sitio reconocible porque es tuyo. La Guardia Civil en aduanas, el taxista en su parada, los abueletes con boina y nietos... El bocadillo de jamón, un cortado bien hecho, una caña... ¡Y qué decir de la llegada a Canarias: ¡los abrazos, las preguntas, el acento!

Durante los dos meses que duró la gloria de estar arropado por lo familiar, me estuve preguntado cómo sería volver a lo añorado, volver a la cotidianidad que teníamos antes. A ratos pensaba, "Aquí estaríamos mejor, qué bien se vive aquí" o "Cuánto echo de menos esto".
Sin embargo, a medida que pasaban las semanas, dejé de pensar en lo mucho que echaba de menos mi tierra natal y mi familia y, curiosomente, empecé a pensar en las cosas que tenía que hacer a la vuelta, cuando llegara. En mis sueños ya no aparecían imágenes de mi vida en el verano o en un futuro en Canarias sino fotos de nosotros enredados en la rutina del otoño.

Llegó Pedro para pasar las últimas semanas y me entró la prisa. Prisa por acabar esos últimos días de verano y regresar a mi casa, mi ropa y mi cocina. Por supuesto que volver a dejar a la familia y amigos fue, una vez más, traumático, pero el hecho de saber que volvíamos a casa, a seguir con nuestra vida en familia lo hizo un todo un poco más llevadero.

Y es que el quid está ahí, en la frase "nuestra vida en familia". No importa qué lugar nos parezca más apetecible o qué objetos o personas nos recuerden lo lejano conocido. Al final, somos nosotros cuatro (pronto cinco) los que hemos creado el hogar y dondequiera que estemos todos juntos, allí nos sentiremos siempre como en casa.

5 comentarios:

Margarita Figueras dijo...

Como diría mi madre, "dead right, girl"
Siento mucho que a pesar de haber estado aquí tanto tiempo no hayamos podido vernos. Anyway, it's good to be home again even if it is to go back to routine. xxx

Berna. FCO. RGUEZ. dijo...

Bienvenida a tu casa donde quiera que esté.

alicia barajas dijo...

Maite, me alegra mucho saber que estás en 'casa'... me suena como ese lugar mítico llamado 'pírdula' donde sólo con mencionar la palabra uno se siente a salvo de todos los peligros. Y recuerda eso de ...'no hay quinto malo'... (o quinta) jaja
Un abrazo fuerte y dile a Pedro junior que tenemos que ir al mar la próxima vez

Maite dijo...

Chicos, ¡gracias por las bienvenidas!

Adita, ya... igual para vernos podrías darte el saltito y venir a hacernos una visitita :D

Berna, pues sí, esta es "casa", me temo...

Alicia, dice Pedro que sí, ¡pero sólo si va el hermano de Santa!

alicia barajas dijo...

díle que el hermano de Santa asistirá... y que vaya pensando en la lista de regalos que quiere para las Navidades (ya sabes, él puede hablar con su hermano personalmente... ¡privilegios de algunos!) Un beso