martes, febrero 23, 2010

Cositas varias


Mientras que espero a que Ana vaya creciendo y como, por ahora, sólo duerme come y hace sus caquitas, hago recuento de varias cosas que me han llamado la atención y que me resultan interesantes. En el pediatra, para la revisión de los tres niños el otro día, por ejemplo, me dieron unos cuestionarios a rellenar en el que me preguntaban cosas como, "¿Siente ganas de hacerle daño a su bebé?", "¿Cuando está enojada, sacude violentamente a su hijo?", "¿Guarda sus armas bajo llave?", "¿Se asegura de que sus hijos hagan sesenta minutos de ejercicio diario?", "¿Limita usted la televisión de sus hijos a una hora diaria?", "¿Ha sido su hijo/a testigo y/o víctima de algún abuso sexual?"... No me imagino a ningún pediatra español haciendo esas preguntas a los padres, la verdad (aunque igual debieran).

Otra cosa curiosa es que me han regalado una cortinita de tela que se cuelga del cuello y nos tapa a mí y a la niña cuando le estoy dando el pecho en público. Al parecer, aquí la gente se ofende con facilidad al ver a una madre amamantando a su hijo con el pecho al aire. Ya he usado la cortinita varias veces pero me da un poco de rabia que algunos sean tan intolerantes con algo tan natural y tan tierno.

En una semana se me acaba la baja por maternidad. En una semana habrán pasado ya seis semanas desde que di a luz a Ana. ¡Seis semanas! ¡Sólo seis semanas! ¿Y ya tengo que volver al trabajo? La miro y veo que es demasiado pequeña para separarme de ella ocho horas diarias. Demasiado pequeña para dejarla con una desconocida que la cuide. Pienso en la baja de maternidad en España, esos cuatro meses pagados y las semanas de lactancia, y en lo injustos que son los derechos del trabajador en este país. No entiendo cómo los sindicatos no negocian una baja de maternidad más larga para que las madres no se vean obligadas a volver al trabajo porque necesitan el sueldo. En mi caso, voy a intentar negociar una posible baja médica con m ginecólogo (para poder recibir algo de sueldo) y/o luego pedir una excedencia que ofrece el estado de California y que te garantiza tu puesto de trabajo. Y es que no puedo separarme de ella siendo tan pequeñita. Ninguna madre puede.

En fin, cosas curiosas que voy descubriendo y que no puedo no compartir. Arriba, una foto de Ana que sacó una fotógrafa profesional cuando sólo tenía nueve días.

martes, febrero 02, 2010

Llegó Ana


Fue el 26 de enero a las 16.36. Quiso salir enseguida, a pesar de que su mami casi se dio por vencida en algunos momentos de empuje, y asomó la cabeza sin llorar, como si ya conociera el mundo al que acababa de llegar.

Ahora que me pongo a pensar, no hubo ni hay mucha diferencia entre un parto aquí y uno en España, la verdad. Supongo que parir es parir, aquí, en España o en cualquier parte del mundo civilizado. Algunas diferencias notables: el personal fue bastante amable, la epidural un poco distinta a como es en España (me pusieron una vía y me dieron un botoncito para apretar en caso de que necesitara más dosis - aunque sólo funcionaba cada diez minutos...) y el paritorio (sí, hubo paritorio) curiosamente decoradito con cenefas, tele y hasta baño propio. La doctora parecía salida de la serie "Gray's Anatomy", con el pañuelo ese que se ponen en la cabeza, y el anestesista empeñado en explicarme con pelos y señales cómo funcionaba la epidural y sus efectos secundarios, creo que con miedo a olvidar algo que pudiera resultar en demanda. Todo lo demás, como si estuviera dando a luz en España.

Nuestra niña es preciosa. Tiene unos enormes cachetes, una boquita de piñón y un hambre atroz. Puede que vaya a tener los ojos azules, como su hermano Diego, su madre y su tío Miguel pero aún es pronto para afirmarlo. Duerme bien, o por lo menos mejor que yo, y hace todo tipo de muequitas que nos tienen enamorados.

Y es americana, quién me lo iba a decir a mí. O como dijo mi tía Pepa, canariamericana. Vaya mezcla, ¿no?