viernes, junio 27, 2008

Más mayores


A lo largo de estas semanas, me he enganchado al programa de entrevistas Balas de Plata, que emite La Primera los jueves por la noche. Anoche, a pesar de tener sueño, me esperé a la segunda mitad del programa para ver y escuchar una entrevista a Santiago Auserón, un músico que siempre me ha parecido muy interesante. La entrevista me gustó mucho (no fue así con la anterior, a Javier Gurruchaga, que me parece un personaje demasiado histriónico para mi gusto) aunque me dejó impresionada hasta el punto de casi echarme a llorar en el intermedio.


¡Y es que nos recordó Auserón que el magnífico "37 grados" de Radio Futura se publicó hace 21 años! ¡21 años! Madre mía, pero si parece que fue ayer porque me sé la letra de cabo a rabo, porque recuerdo con exactitud dónde estaba cuando lo escuché por primera vez y porque mis amigas de entonces siguen siendo las mismas de ahora. Con maridos e hijos (la única y "pequeña" diferencia), eso sí, pero seguimos siendo las mismas.


Madonna y su "Like a Virgin" salió hace 23 años y el "Hoy no me puedo Levantar" fue hace 27... En la tele, veíamos "La Bola de Cristal " (que también se mencionó en ambas entrevistas) y la serie "V" (malísima pero que enganchó a toda mi generación), llevábamos hombreras por bandera y los peinados más feos de todos los tiempos.


Siento que me hago un poco más vieja porque me cuesta creer que haya pasado tanto tiempo. Además, recordamos con añoranza esa época porque ahora, y desafortunadamente para algunos, tenemos la responsabilidad de las cosas que entonces eran sólo de "mayores", como aprobar o suspender oposiciones, sentar cabeza, pagar coches e hipotecas, hacer la Renta, cuidar de nuestros mayores... Quién nos hubiera dicho hace 25 años que hacerse mayor iba a venir tan rápido.


Por otro lado, me siento afortunada también. Esta mañana fui a acompañar a mi tía abuela a ver las instalaciones del Asilo de Ancianos del Cabildo de GC. Entré por la puerta principal, vi a los ancianos con su trabajoso andar, los hombres con boinas y bastones y las mujeres con el punto en un bolsito, y pensé "Pero qué tontería, si eres todavía joven, muy joven". E inmediatamente pensé en lo que dice ese tango: ¡que 20 años no es nada...!".


miércoles, junio 11, 2008

Huelga


¿Qué estarán pensando los americanos de nuestra huelga de transportistas? Supongo que se estarían llevando las manos a la cabeza porque, a pesar de que hemos visto hace poco a los guionistas de Hollywood parar su trabajo durante meses, no es muy común ver a colectivos de trabajadores ponerse en huelga para protestar por algo.


Y es que, para muchos colectivos de trabajadores en EEUU, es ilegal ponerse en huelga. Por ejemplo, los trabajadores de empresas de aerolíneas o de ferrocarril no pueden ir a la huelga sino en circunstancias muy limitadas. En Michigan, Iowa o Florida, es ilegal que los maestros hagan huelga y a colectivos como la policía y los bomberos tampoco se les permite. ¿La causa? El temor a una catástrofe nacional si el país deja de funcionar como es debido.


Lo más curioso, no obstante, es ver cómo los trabajadores sí tienen sus sindicatos (unions) y hacen sus pequeñas protestas y quejas para mejorar la situación de sus trabajadores pero no se atreven a manifestarse, gritar y llamar la atención cuando hace falta. Es como si tuvieran miedo de perder su empleo o destacar negativamente, como sucedió con algunos trabajadores de correos bajo el mandato de Carter o muchos controladores aéreos bajo la era Reagan. Quizás es por eso que el 98% de las quejas de los sindicatos se resuelven positivamente antes de que los trabajadores se pongan en huelga. Quizás sea la particularidad de este país tan nuevo, mermado de toda la historia obrera y sindicalista de Europa. O tal vez sea la tasa tan baja de paro, que hace que, cuando no estés contento con las condiciones laborales, busques otro mejor y sanseacabó.


Nosotros, y me refiero a España ahora, vamos en camino de que el país deje de funcionar como es debido dentro de unos días pero las demandas son altas y claras. La disconformidad es evidente y las ganas de encontrar soluciones nos cuestan la vida. Se me ocurre que, puesto que los americanos no se atreven a patalear, no estaría mal trasladar nuestra huelga allíy protestarle al tercer productor de petróleo del mundo que los precios del diesel no dejan vivir a nadie, ni en España ni en EEUU.

sábado, junio 07, 2008

Operación bikini



Después de varios días de hacerme la remolona, he intentado acercarme al espejo para probarme el bikini. Pues no he podido. Afortunadamente, todavía no he ido ni voy a ir a la playa (la panza de burro de Las Palmas de Gran Canaria nos quita las ganas de asomarnos al sur) pero sé que el abominable momento de estrenar esta odiosa prenda está a punto de llegar.

En las revistas de moda leo y me explican qué estilo de bikinis sientan bien a las gorditas: prohibido el estampado, no a las rayas horizontales y nunca, nunca jamás, triángulos para los pechos. Aún así, y a pesar de que me autoconvenzo de que me niego a ser esclava de mi cuerpo ni de los cánones de belleza de este nuevo siglo, sea el bikini que sea, veo celulítis por todas partes y las pistoleras pasan de ser visibles a más que evidentes.

No estoy cómoda con él, me provoca complejos y, para colmo, ni siquiera me queda bien. Por otro lado, no quiero hacer nudismo ni dejar de ir a la playa. Conclusión: para mí supongo que ya ha muerto esta prenda revolucionaria y es hora de poner en marcha... ¡la operación bañador!

domingo, junio 01, 2008


Quisiera poder contar que todo sigue igual que como lo dejé el pasado agosto. Y, sí, aparentemente, todo está en su sitio, las cosas de siempre tienen su color de siempre. Nada, ni siquiera la rutina del día a día en esta casa, parece haber perdido su sitio habitual.


El olor a café recién colado y el loro Manolo, con sus silbidos impacientes, me despiertan por la mañana y la lavadora se descoloca más y más con cada centrifugado. Las gatas merodean por la casa buscando comida mientras nosotros decidimos, en el desayuno, qué cocinar para el almuerzo. Ponemos la mesa, comemos y la siesta es un ritual inevitable. Por la tarde, un paseo por Las Palmas, compras y llamadas. Y de vuelta en casa, los baños y cenas, la tele y a la cama. Quizás algún día hay playa o un baño en el Club o alguna visita al parque con los niños. Como cualquier fin de semana de estos últimos años o igual que el verano pasado.


Pero tú no estás. Y todo lo que vivo estos primeros días me parece fingido, como si no estuviera ocurriendo. Sin embargo, está ocurriendo sin ti. El café sale sin ti y Manolo silba sin ti. Las comidas, los baños, las llamadas... Todo esto sin ti. Nada, nada es igual a como lo dejé.


Supongo que, algún día, aprenderé a vivir con tu ausencia y, entonces, las cosas que siguen en su sitio ya no me parecerán simuladas o ajenas. Mientras tanto, y para no derrumbarme en tu propia casa, intento sobrevivir con el recuerdo de cómo lo dejé todo el pasado agosto.