sábado, abril 26, 2008

Ocho meses después



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Yo sabía que iba a ocurrir pero nunca imaginé que fuera tan rápido. Casi ocho meses después de la entrada sobre Pedro, su desconocimiento del inglés y la pena que me daba dejarlo solito en su clase, sin entender ni papa, ha llegado el momento en el que ya habla inglés con fluidez. Hombre, no como un nativo, ni a nivel bilingüe todavía, pero se está acercando.

Habla en inglés de su colegio y me cuenta cositas acerca de sus amigos "Carrlous" y Warren. Ve y entiende los dibujos animados y me comenta los anuncios para niños que ponen en la tele. Ya se puede conversar con él y hasta se atreve a hablar con otros niños que no conoce en el parque o en el supermercado. ¡Hasta lo he pillado hablando en inglés con su amiguitos españoles! Y hoy, por primera vez (y no dudo que no será la última) le he tenido que decir, "Pedro, háblame en español, por favor".

En resumen, es una esponja (como Bob Esponja, sus dibujos favoritos). Además, esto no ha hecho sino empezar porque todavía le quedan muchos meses por delante y mucho, mucho inglés por aprender. A veces, recuerdo ese primer mes de colegio en el que nos miraba extrañados, a mí y a la profe, y pienso que si me hubiesen dejado mirar ocho meses en el futuro, quizás me hubiese sentido más tranquila. E igual él también.

jueves, abril 17, 2008

De vuelta de Madrid


Mi pobre, pobre blog. Lo he tenido olvidado unas semanas y es que he hecho un viaje relámpago a Madrid, para "pedir" trabajo en el MEC y, de paso, a ver a mi padre. Y, claro, no se me ocurrió llevarme el portátil y en los vuelos de ida y vuelta (ambos de once horas de duración) me tiraba de los pelos de rabia por no haberlo pensado y me ponía verde de envidia al ver a los ejecutivos con lo suyos en la mesa plegable. Por no hablar del trauma de estar cinco días sin poder casi consultar mi correo electrónico.

Eso me ha hecho pensar en lo colgados que estamos de la tecnología informática. No podemos vivir sin internet, sin leer nuestro correo electrónico o algún diario digital. Nos impacientamos por recibir fotos de la familia o de los hijos de amigos cuando hace unos años no nos trastornaba tener que esperar una semana entera para que se revelaran las fotos de algún cumpleaños o asadero/chuletada.

Claro que no me extraña que seamos tan adictos. Gracias a la maravilla que es internet, los abuelos en las islas y mi tía de 81 años (que también maneja el ordenador perfectamente) pueden ver a los niños a través de la cámara web cuando se les antoja, puedo mantener una conversación en tiempo real con mis hermanos y cuñadas, que están a miles de kilómetros de distancia, y las cartas llegan instantáneamente al destinatario y puedo polemizar de política con mis amigos, mensaje tras mensaje durante todo un día. ¡Ah, y he podido ver la ecografía del bebé de una amiga colgada en You Tube!

Recuerdo que hace dos años, si no me equivoco, hubo una tormenta en Tenerife que nos dejó sin luz unos tres días, más o menos. Tuvimos que cocinar con un camping gas, nos quedamos sin televisión y hasta el teléfono estaba averiado. Pero nada nos dolió más, ahora que lo recuerdo, que quedarnos sin internet durante lo que, sin duda, nos pareció una eternidad.

miércoles, abril 02, 2008

Spring cleaning





















Ya llegó abril, con sus lluvias mil, y los americanos están listos para hacer su "spring cleaning", que quiere decir "limpieza de primavera". Se lavan cortinas, se saca ropa de verano o se guardan algunas prendas de invierno; se hace una limpieza general, vaya. Y casi como para formar parte de esa costumbre anual, el mes pasado, el ayuntamiento de Santa Clara (el nuestro) anunció que iba a dedicar una semana a la recogida de muebles y enseres viejos e inservibles de toda la comunidad. Así que este pasado fin de semana, todos los vecinos de mi barrio se dedicaron a sacar a la calle toda la porquería que tenían acumulada durante años en sus casas.


Los niños y yo (más bien yo) fuimos a chismorrear el domingo y, con la excusa de dar una vuelta al manzana con la bici y el triciclo, echamos un vistazo (casi de reojo) a lo que la gente de este país tira a la basura. Más que nada por saber si la porquería de la gente es la misma en España como en EEUU. Y, no se asombren cuando les diga que sí, la gente aquí acumula trastos igual que en el resto del mundo. O qué se creían, ¿que los americanos son más ordenados o limpios...?

Volvimos a casa con las bicis, contentos también de poder sacar las cosas que ya a nosotros no nos hacían falta (porquería también, al fin y al cabo) y de no tener que llevarlas a ningún vertedero en el cual tienes que pagar por cada cosa que tiras. Sacamos todo lo nuestro y lo dejamos en la acera, tal y como lo tenían colocado los demás vecinos. Entre otras cosas, tiramos una maleta cuyo cierre estaba roto, una silla de ordenador que se tambaleaba sin arreglo y que cambiamos hace tiempo por una más estable, trapos viejos, perchas sin gancho, el palo de una escoba... Y los vecinos tenían más o menos lo mismo: un colchón viejo, un edredón con agujeros, marcos de ventana carcomidos, lámparas estropeadas, juguetes rotos...

La oleada vino a las dos o tres horas de colocarlo todo fuera. Algo que jamás había visto nunca. Llegaban con camiones, furgonetas y hasta uno o dos remolques. Al principio pensé que era la gente contratada por el ayuntamiento, que venía a llevárselo todo para luego trasladarlo al vertedero. Pero no, ¡era gente de todas partes recogiendo lo que nosotros habíamos tirado! Se acercaban, como buitres, a ver qué había en la pila de trastos y rebuscaban a toda prisa cosas que todavía pudiésen ser útiles. Pues parece ser que sí encontraban cosas puesto que llenaban las furgonetas y la gente seguía viniendo en avalancha. Se llevaron hasta mi maleta con el cierre roto y la silla sin arreglo.

Me alegra pensar que mis trastos le pueden servir a otra persona pero me pareció increíble la velocidad con la que vinieron y se llevaron tantas cosas. Desde luego, lo que para algunos fue la tradicional "spring cleaning" para otros fue casi como nuestras tradicionales rebajas de invierno. Pero gratis.