viernes, agosto 31, 2007




Aterrizamos en el aeropuerto de San Francisco y salimos disparados del avión para llegar de los primeros a la cola de inmigración, en la que tienes que esperar a que algún agente te mire el pasaporte, te haga algunas preguntas acerca de la intención de tu visita y te tome las huellas dactilares. Normalmente esto es rápido, a no ser que seas terrorista o contrabandista de jamón serrano, pero con nosotros tardaron más de lo normal porque en el visado de Pedro el peque había un error tipográfico (ponía "Navbarro") y no se creían que fuera hijo de su padre (en estos casos no vale la evidencia del gran parecido físico). Solucionado este problema, fuimos a recoger nuestras maletas y nos encontramos con que no había llegado la sillita de Pedro para el coche. Lufthansa se ofreció a darnos una de sustitución mientras llegaba la otra y trajeron la nuestra a los dos días. Así que, entre pitos y flautas, llegamos al apartamento sobre las diez de la noche totalmente destrozados.
El apartamento está genial http://www.oakwood.com/furnished-apartments/furnished/US/CA/Sunnyvale/prop2511/showPictures.html. Está nuevo, con muebles modernos y camas con edredones tan mullidos que no dan ganas de levantarse. El complejo tiene piscina, gimnasio y parque infantil. Para abrir las puertas hay que pasar un chip por un sensor en la pared y el microondas es también campana y luz para cocinar (se llama "space saver"). Un lujo, vaya, y cuando tengamos que irnos a la casa que alquilemos nos va a dar mucha pena. Lo mismo nos ocurrirá con el coche (una minivan de Chevy de siete plazas, con DVD para los niños y puertas que se abren automáticamente); el que nos compremos será tan cutre que hasta le cogeremos cariño.
En fin, que gracias a tener casa y coche nada más llegar, nos ha costado poco adaptarnos a la rutina del país. Espero que todo lo que venga en adelante sea igual de fácil y cómodo.

jueves, agosto 30, 2007



Un vuelo de doce horas se te hace un mundo antes de salir porque te parece interminable, que no vas a llegar nunca tu destino y que no vas a poder soportar estar encerrada en un sitio tan pequeño, con tanta gente extraña, tanto tiempo. Pero una vez estás metida en el avión, la ilusión de lo que te espera a tu llegada te hace aguantar olores desagradables (¿pertenecientes a algún compañero de vuelo?), baños pequeños y sucios, comida intragable... Pasan varias horas eternas y te animas pensando, "¡Qué bien, sólo quedan seis horas!" o "¡Qué suerte, una película de estreno!", sabiendo perfectamente que no se va a oir y que la posición en la que llevas sentada cuatro horas no es la idónea para ver nada. Ni para dormir, ni leer lo que trajiste en tu empeño de pasar el mal trago sin que sea traumático. Pero entonces vuelves a soñar con tu destino, suspiras, aguantas, cambias de posición por milésima vez en tu asiento y cierras los ojos, deseando dormir y que cuando hayas despertado sólo queden diez minutos de vuelo.

domingo, agosto 26, 2007


¡Adiós! Mañana comenzamos nuestra aventura a las 6.40. No tenemos ni idea de a qué hora llegaremos a California pero sí sabemos que estaremos derrotados. Así que, desde que le cojamos el ritmo a la nueva vida, prometo seguir llenando el blog de peripecias.

miércoles, agosto 15, 2007

Ya tenemos fecha de salida. Nos vamos el 27 de agosto desde Las Palmas, vía Madrid y luego Munich, hasta San Francisco. Y, hoy, repasando el itinerario, ¡nos hemos dado cuenta de que el vuelo Munich San Francisco dura 11:50 minutos! ¿Qué vamos a hacer con los niños tanto tiempo en el avión? Mis pobres niños, encerrados sin poder hacer cosas de niños: correr, gritar o comer y dormir bien. Y pobres de nosotros, que se nos va a hacer el viaje eterno. Y de los pobres pasajeros de nuestro vuelo ni hablemos...

jueves, agosto 09, 2007



Nuestras maletas no son tan bonitas ni modernas como las de la foto, que son nuevas y parece que están posando para algún catálogo. No, las nuestras son grandes, viejas y sucias. Señal de que han dado muchas vueltas por distintas cintas del mundo. Cuando las abres, huelen a avión, a ropa limpia, zapatos y a mezcla de distintos botes de distintos líquidos derramados. Cabe de todo en nuestras maletas, sobre todo cuando te sientas encima de ellas para poder cerrar las cremalleras a punto de estallar. Ya están fuera de los armarios, deseando que las llenen y soñando - las tapas bien abiertas - con rodar pronto por algún aeropuerto del mundo.

miércoles, agosto 08, 2007


Comienzan las despedidas. Algunos amigos se van de vacaciones antes de que nos vayamos nosotros así que ya no las veremos más. Hay abrazos, deseos de buena suerte y felicidad y promesas de mantener el contacto mientras estemos fuera. Han sido pocas por ahora, pero son esas pequeñas despedidas las que crean y, poco a poco, aumentan la tensión de la despedida final, la de la familia. No quiero imaginar cómo será ese adiós aunque sé que, aparte de los abrazos y cariñosos deseos, habrá muchas, muchas lágrimas.

jueves, agosto 02, 2007


Bueno, ya parece que tenemos fecha de mudanza. Vienen a llevarse la casa el día 16 de agosto. Llegan a las nueve de la mañana y, al final del día, ya está. La casa vacía. Unos días antes, separaremos lo que nos vamos a llevar en mano y lo pondremos a un ladito, para que no se lo lleven en las cajas. También empaquetaremos nosotros lo más personal, cosas como el ordenador de Pedro, algunos juguetes de los niños, bisutería y ropa interior. Dejaremos algunas cosas atrás y luego, en los días posteriores al desalojo, amueblaremos las habitaciones de nuevo, para que el nuevo inquilino se sienta como en casa. Como en su casa.